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Por: Isabel Pinto G.
Joaquín “Quino” Casarino es comunicador de profesión, pero su carrera ha estado ligada al arte, diseño artístico y la moda. Tiene una tienda de ropa, interviene muebles, decora casas y hace 15 años pinta en acrílico.
En la familia de Quino se practican artes tradicionales como el canto, la lírica y el ballet, y también al diseño. Cuando tenía 18 años quiso regalar un cuadro a sus padres, pero tras descubrir que no tenía el dinero para pagarlo, decidió que él lo pintaría. Ese fue su primer trabajo; luego comenzó a pintar por hobby. Sus obras actuales son principalmente en acrílico y laca.
No tiene estudios formales en arte ni tampoco realizó talleres, es 100% autodidacta. Para él sus cuadros son experimentación, y en el trabajo en muebles se ha equivocado, pero lo ha vuelto a intentar.
Casarino tiene dos líneas de trabajo; una que es tradicional y por lo tanto más formal, y otra que está cargada de color y diseño, donde busca romper con lo clásico. ‘’La pasión está presente en todo lo que me he dedicado en la vida, he sido autodidacta a nivel de pintura y diseño, en mis obras busco expresar lo que siento y dejar plasmadas esas sensaciones, esos momentos en una tela’’.
Para Casarino la vida tiene que tener color, por lo tanto, en sus cuadros y en trabajos de diseño y decoración busca que el color alegre los espacios. “Mezclo cosas clásicas y las intervengo con productos más modernos, utilizando mucho color”.
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Pintura moderna
Joaquín plasma el color en todo su estilo de diseño. En sus trabajos resaltan los tonos fuertes, cálidos y luminosos. “En los cuadros está presente la expresión de tranquilidad, equilibrio; círculos, espirales, hay una mezcla de colores, me gusta intervenirlos con letras, dibujos. La gracia es que cada persona los puede interpretar, no hay una estructura; creo que es muy particular lo que pueden sentir mirando cada uno de mis cuadros”.
Agrega que tiene una forma abstracta de expresar lo que siente. “Nunca me ha llamado la atención lo figurativo, ni en el diseño ni en la pintura. Es un estilo de pintura distinto, la gente me dice que soy medio agresivo sin ser negativo, es fuerte. A mí me llena, a la gente de mi ambiente le gusta mucho, pero para las personas mayores, que son más clásicas, esto puede ser muy rupturista y agresivo”.
Le gusta trabajar en formatos amplios, “creo que un cuadro grande llena espacios visualmente, y para mí es mucho más fácil expresar mis sensaciones, mis trazos, que no son delicados sino brutos. En cualquier espacio se puede combinar el tema ecléctico con un sofá antiguo, no hay que tenerle miedo a los formatos grandes y a los colores, si está bien mezclado hay una sensación de alegría y de vitalidad”.
En cuanto a la intervención de muebles, Casarino señala que “le dan vitalidad a una casa; es expresar de una forma distinta, darle un uso al arte. Uno siempre piensa que una obra es un cuadro o una escultura, pero puedes tener una silla que sea una pintura, que sea decorativa o lo que se te ocurra’’.
Quino invita a visitar su primera exposición en el Hotel Director (Avda. Vitacura 3600), hasta fines de junio. Son 14 cuadros, y no tiene un nombre. Para él es un concepto, “la expresión de los procesos que uno va pasando en la vida que quedan plasmados en el color, es la expresión de mi creatividad y de las sensaciones que tengo, eso es lo que me gusta plasmar en los cuadros”.
Deseo de un segundo
‘’Son dos cuadros que reflejan una etapa de reencuentro, de internalizar mi yo profundo. Es la sensación de volver al centro, ya que el centro de uno es potente, es la fuerza, es el rojo, lo naranja, la pasión. Es cálido, tiene mucha fuerza mezclada con grises, que son tonalidades con que uno puede pasar por etapas del alma y esto es un renacer; es el deseo de un segundo, la expresión’’.
Loreto
Está enfocado en mi señora, tiene los colores que nos gustan a los dos. En el cuadro hay una expresión de tranquilidad, equilibrio, hay círculos, espirales, una mezcla de colores; explosión de vida es lo que quiere expresar.