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Por: Carla Ingus M.
Fotografías: Tomás Eyzaguirre.
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La obra de Cecilia Avendaño a primera y segunda vista parece una pintura, pero increíblemente no lo es. Desde que expuso en 2014 su colección Blow –“las niñas”, como la llama cariñosamente– puso las miradas en su obra, con gran curiosidad y admiración. Algunos explican su arte diciendo que es una especie de híbrido, otros hablan de algo de monstruosidad virtuosa… “Me gustó un comentario que decía que mi trabajo funciona con provocación a través de la sutileza. Normalmente manejamos esquemas mentales que dictan lo correcto, bello y bueno, y que nos ciegan a la realidad. Lo que pretendo es dar un empujón, nada violento, pero que logre sacar a las personas de ese patrón mental a través de una disonancia. En mis fotos sí hay elementos ‘bellos’, parte del canon, pero también hay detalles que confunden, ya que rompen la coherencia a la cual estamos acostumbrados. Ese quiebre, que busca hacer un bypass a las respuestas aprendidas del observador, genera cierta confusión que forma parte su atractivo. La idea es desarmar esa estructura a través de una imagen que no sea fácilmente codificable a primera vista. De esta forma se logra una comunicación que nos conecta con otra manera de ver las cosas”, señala Cecilia.
La artista vio por primera vez una cámara Nikon análoga a los 14 años; era de su madre, el primer enamoramiento fue visual, al objeto en sí, pero al tenerla en sus manos supo que era la fotografía a lo que quería dedicarse; pero no simplemente a un retrato fotográfico, sino a muchos que formaran, gracias a su creación, uno. El uso del photoshop como herramienta en su trabajo es destacado. “Quería crear mis propios personajes, no generarlos a través de las tomas, sino poder mezclar y armarlos en base a millones de fragmentos”.
¿Cuál es el proceso previo a una obra tuya?
Parto con un par de ideas de lo que quiero que sea esa serie, empiezo a buscar a las modelos y a hacer sesiones fotográficas; trabajo con hartas personas, se hacen sesiones largas durante varios días… En las post sesiones comienzo a buscar cómo quiero que se generen estas mezclas, los cambio y mezclo desde las edades, géneros, y en esa fase es en la que me encierro a trabajar. Luego vendría una tapa de ver cómo se van a mostrar esas imágenes, de qué tamaño serán, cómo generar un relato entre ellas, y empieza la etapa de impresión, cuando se ven los colores y cómo se verán en la exposición. “Hago cientos de fotos para crear un sólo personaje. Trabajo desde la saturación y el desgaste, tanto por la cantidad de imágenes como por el cansancio que implica para los modelos las largas sesiones, en las cuales posan sabiendo que su imagen personal luego será transformada, fundida con otras, y en esencia se perderá. Esta sobreabundancia de imágenes es, sin duda, una de las características de la modernidad y de la era digital. De la misma forma que en mis retratos selecciono entre múltiples tomas para encontrar la fusión de rasgos y relaciones que armonizan, cada vez nos vemos más obligados a construir una identidad que sea múltiple, cambiante, y que está más fragmentada. Cuando buscamos nuestra imagen en el mundo externo ya no podemos confiar en la fidelidad del espejo, que nos presenta una sola perspectiva, más o menos coherente, de quienes somos. Hoy lo que se impone es la perspectiva múltiple del caleidoscopio, que fracciona, divide, deforma y embellece al mismo tiempo”.
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¿Cómo decides a quién fotografiar y a quien no?
Saco muchas fotografías, a modelos profesionales, amigos; decido porque estoy en la búsqueda de algo y empiezo a buscar un tipo de rasgo, cierta expresión o carácter de una persona, y a esa persona la transformo uniéndola con otra y creando finalmente lo que busco. Primero me imagino al personaje y luego busco en la realidad las partes de ese personaje, hasta que logro completarlo.
¿Cuán importante es la mirada dentro de todo esto?
La mirada te hace, y hay que aprender a mirarse uno mismo. Yo intento esto a través de la mirada en un amplio sentido, desde los ojos a la significación de la mirada. Para esto pienso que uno debe salir de sus limites mentales.
“Más que obsesionarme, el rostro humano me apasiona, es un objeto de inspiración porque pareciera contener la totalidad de quienes somos. Incluye una enorme cantidad de información, expresa códigos y pautas culturales que determinan nuestra relación con nosotros mismos y con los demás de una forma tan poderosa que apenas somos conscientes de ello. La belleza como forma de poder, la simetría, las proporciones que hallamos atractivas o repulsivas, todo ello está escrito en nuestros rasgos. Trabajo tratando de alterar esos esquemas mentales, de distorsionar y mezclar el canon de lo bello y lo feo para que se genere una disonancia que obligue al espectador a superar sus respuestas aprendidas. Los seres que creo buscan provocar a través de una serie de detalles sutiles, perspectivas torcidas, rasgos incompletos o duplicados, el quiebre de la simetría deseada por la mente, para que se genere una relación que va más allá de lo que es agradable, normal o estéticamente correcto. Busco nuevas formas de mostrar lo bello y lo feo que ojalá se puedan extrapolar al resto de nuestros actos de percepción, para ampliar la mirada, enriquecer la forma en que nos relacionamos con el mundo, cuestionando nuestros juicios”.
Dentro de “las niñas”, ¿tienes una regalona? Si es así, ¿cuál y por qué?
Una de mis niñas favoritas es la de Blow número 17, empatizo mucho con ella, tiene una actitud muy sobrecogedora e introspectiva, y aunque desvía la vista siento que tiene mucha fuerza, tanto que atrae la mirada de los otros sin mirarlos.
¿Cuánto demoras en terminar una de tus obras?
Es relativo. Muchas veces trabajo en un par de personajes al mismo tiempo. A veces puedo armar muy rápido alguno porque encuentro las partes que busco y la fusión funciona, y otras veces me tardo, porque aunque parezca terminado no está transmitiendo lo que quiero y me demoro mucho más cambiándole parte de sus rasgos. Un mes o mucho más he tenido en carpeta a una de “las niñas”, puede ser que incluso encuentre en la calle lo que me faltaba .
Tus obras se han definido como una dualidad, ¿cómo las definirías tú?
Como una alquimia profana.
¿Hay modelos que se reconocen?
Algunas veces la gente ve las fotos y recuerda a personas que no siempre son modelos míos, pero como convergen muchas caras dentro de una foto, uno empieza a encontrar parecidos y encuentra sus propias referencias. Algunos se han reconocido a sí mismos, pero es una esencia, no los modelos en sí mismos.
Tu trabajo también ha generado gran interés en el mercado asiático…
Hay un gran interés por mi propuesta artística que se inspira en el retrato clásico, y que a través de la fotografía y la manipulación digital plantea una problemática contemporánea sobre la manipulación de la belleza, la identidad y lo post-humano. El público asiático cree, a primera vista, que mi obra es pintura, y cuando Isabel Croxato (su galerista) les explica que es fotografía y cómo es mi proceso creativo, no lo pueden creer. Para ellos el virtuosismo de la luz y la composición que ven en mi trabajo se refiere más a la pintura, y luego quedan fascinados al saber que toda mi fuente es de personas reales, y que los nuevos retratos son un híbrido de muchas personas de diferentes edades, géneros y razas.
Isabel Croxatto Galería la ha presentado en dos oportunidades en Hong Kong, en la Feria Art Central –que se hace junto a Art Basel Hong Kong– y a través de la su galería asociada en Hong Kong, Puerta Roja Gallery, en varias exposiciones colectivas.
¿Qué viene ahora?
Actualmente estoy trabajando en mi nueva serie Enfermedades Preciosas, que se inaugura el segundo semestre del 2018. Aún no puedo decir dónde, pero pronto se sabrá. Y para este año viene mi participación, junto a Isabel Croxatto Galería, en las ferias Sydney Contemporary, Ch.ACO y Contemporary Istanbul.
Enfermedades Preciosas es un proyecto Fondart que contempla las etapas de investigación, producción y realización en 2017. El desarrollo se realizará en colaboración curatorial con Andrea Joch, y se propone, a través de las imágenes, hacer una narrativa con un guión fotográfico de retratos, fragmentos de imágenes y textos. Este proyecto finaliza con una etapa de difusión el 2018, que incluye la edición de un libro con la colaboración de la imprenta Ograma y una itinerántica expositiva en Chile y el extranjero gestionada por la galería Isabel Croxatto.
“Enfermedades Preciosas es una reflexión en profundidad sobre la necesidad patológica de conectar con los principios naturales que rigen nuestros ritmos vitales, y de extrañamiento en relación a la maquinaria de ocultamiento que construye imágenes ‘adecuadas’ para la vida en la sociedad contemporánea. De este modo la enfermedad constituye la metáfora del síntoma precioso, que expone una parte relegada de nuestra existencia más íntima.
Sus obras están Isabel Croxatto Galería
www.isabelcroxattogaleria.cl
contacto@isabelcroxattogaleria.cl
+56994340011