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También se relaciona con experiencias cotidianas que se disfrutan en familia, simplemente, pero que llenan el espíritu. Isabel Palma, gerenta comercial de Inmobiliaria FG, se fue a estudiar a Europa, donde experimentó de qué se trata. Y se fascinó. Llegó a sus manos el libro de Meik Wiking “Hygge, la felicidad en las pequeñas cosas”, y quedó pensando. ¿Por qué no podríamos aplicarlo en nuestra vida? Importarlo de alguna manera, hacerlo propio.
¿Qué fue lo que hizo sentido del Hygge?
Hace rato que venimos hablando de recuperar cosas valiosas y que quedaron en el pasado. La gente se queja que no tiene relación con los vecinos, con suerte los conoce. Alegamos que no hay tiempo para nada, que ya no nos comunicamos porque estamos todos metidos en el celular. Pensé que Hygge es una respuesta a todo eso, una propuesta. Nos invita a estar más juntos, en familia, con amigos, a disfrutar con lo simple. Tenemos poco tiempo, es verdad, ¡aprovechémoslo! Queremos vida de barrio, fomentémosla. Y ahí nosotros como inmobiliaria tenemos una tremenda misión, creando lugares que estimulen esa vida más colectiva, simple y tranquila.
¿Cómo debería ser una casa para estimular el Hygge?
Lo primero que hay que pedirle a una casa es que sea práctica. No importa que sea la más bonita o la más moderna si no es práctica. Y tiene una razón lógica. No nos debe quitar tiempo para mantenerla. Imagínate que tiene ventanas preciosas y entra mucha luz. Pero son tan altas que no nos permiten limpiarlas. O que tiene un piso maravilloso, pero se mancha de mirarlo y hay que limpiarlo a cada rato. Ojalá haya harto clóset para guardar todo. En el fondo, que nos permita estar relajados sin pensar en cómo vamos a limpiar las ventanas o que hay que ordenar. Que nos quite el menor tiempo posible para así destinarlo a otras actividades.
En un país como Dinamarca, donde el invierno es tan largo y hay tantas horas de oscuridad, la iluminación debe jugar algún papel.
Claro. Ese es otro punto fundamental. La orientación es muy importante para que cada sector de la casa reciba luz de día en el momento apropiado. Por ejemplo, los dormitorios en la mañana y los recintos comunes en las tardes. Y para la noche, jugárselas por una iluminación cálida. Los daneses tienen un récord en el uso de velas. Las velas te dan calidez inmediata. Son perfectas para crear un ambiente propicio a compartir.
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¿Crees que la típica casa chilena permite el Hygge?
Siempre hay soluciones. No es difícil crear un ambiente cálido. El Hygge recomienda usar materiales naturales: madera, lana, piedra. O sea, esto se puede incorporar en cualquier casa. Hoy estamos haciendo un esfuerzo por cambiar la distribución de las casas. Privilegiamos los espacios comunes. Que el living sea más grande, pero que se use. Que deje de ser ese espacio intocable que se reservaba para las visitas. Que tenga vida. Otra cosa que ha cambiado es la cocina, por ejemplo. Si es integrada, mucho mejor, así permite que la familia esté en un mismo espacio, aunque estén haciendo cosas diferentes. Me imagino al papá preparando la comida ayudado por una hija, mientras la mamá ayuda en las tareas al hijo en la mesa de al lado.
¿Hay recomendaciones a partir de la decoración?
Por supuesto. Cojines, mantas, sillones cómodos, materiales nobles son lo básico. Privilegiar los colores neutros, aunque eso no significa que no se agreguen elementos de colores más vivos. Y como el Hygge habla de honrar el pasado, todos los objetos de decoración que nos traigan recuerdos son bienvenidos: fotos, el souvenir de un viaje, un florero heredado, un regalo hecho con cariño. En el fondo, todo lo que nos genere esa sensación agradable, de confort y calidez que nos hace sentir contentos de estar en casa.