Casas

Patrimonio y modernidad, remodelar con respeto

Conservar la memoria de nuestros barrios pero aprovechar los tiempos actuales. Los lofts de la inmobiliaria Nilotraro son el perfecto ejemplo de esta corriente mundial que buscar velar por el patrimonio, permitiendo controlar todo desde tu teléfono. El futuro llegó a las casas, y eso no significa olvidar la historia de las construcciones.

El patrimonio suele ser un elemento secundario, pero en este caso, es lo primero que queremos rescatar”, dice Rodrigo Barrientos Prado, dueño de la Inmobiliaria Nilontraro, oficina que apostó por una propuesta de arquitectura diferente, que fusiona lo mejor de dos mundos: la tradición de los barrios históricos, con toda la modernidad de la Internet de las Cosas, un concepto que suma adeptos a pasos agigantados.

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Estos lofts, ubicados en pleno casco residencial de Providencia, son la dualidad perfecta entre la tradición y la funcionalidad. No sólo resaltan por su ubicación céntrica en una zona tranquila y turística, que aún conserva el boliche de barrio y los parques para pasear; también son construcciones que valoran la memoria del proyecto original, respetando desde la calle en la que habitan hasta los detalles de ensamblaje original.

“La primera condición es poner en valor el patrimonio, y por ende no puede haber una intervención estructural si no responde al valor del mismo. Parece obvio, pero no lo es tanto en la realidad, y por estos días prima hacer más metros cuadrados que resguardar nuestra historia”, dice el arquitecto de Arq-sud, el estudio encargado de la obra.

Porque esa es la gracia de los lofts Nilontraro: priorizar ítemes que las grandes constructoras suelen obviar. Esta casona esquinera fue respetada y sólo vivió una expansión de un piso, transformándose en un cubo alto con un impacto geométrico que aporta a la zona con su arquitectura.

“Pensar cómo incorporábamos los m2 a este edificio patrimonial nos llevó a fracturar el proyecto. Cuando diseñas, puedes pensar en un elemento unitario, la pieza completa, pero nosotros lo hicimos al revés para que el resto de partes pudiesen acomodarse a la que ya existía. No hay nada que le haga sombra al patrimonio”.

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Este quiebre significó la construcción de dos nuevos volúmenes, pero hacia atrás. “Primero está esta casona ampliada y luego sus partes traseras. El espacio que queda entre estas dos construcciones logró significar algo dentro de todo el edificio porque genera una condición de iluminación única. Otra cosa de la que nos dimos cuenta durante el plan de diseño y fractura, es la importancia del zócalo. Esta bodega funcional que existía en la casa se convirtió en algo elemental y excavamos a este nivel para hacer un gran jardín subterráneo, que es un lindo agregado paisajístico, pero también significa entender el todo de la construcción, de ver no sólo para arriba, también hacia abajo”, y con esa motivación es que decidieron hacer un hall entre la parte tradicional y la nueva, pero vidriado.

Una caja de cristal con un jardín a la vista mediante vidrio, que vendría siendo el espacio común entre los once lofts de la calle General Flores 238. “La diferencia con la construcción masiva corriente, es que acá no llegamos a distribuir plantas para arriba y listo. Acá tenemos espacios distorsionados que se acomodaron a una edificación, y eso nos dejó con cuatro departamentos en la casona, cuatro en el volumen de atrás y tres en el del costado. Son todos distintos entre sí. Algunos con vista al jardín, otros con terraza, todas diferentes. Hay pluralidad y eso se hizo patente en nuestro departamento estrella”.

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La gran experiencia de Nilontraro es cruzar de un ambiente a otro, sin pasar a llevar ninguno. “Tenemos este depto que parte en la casona y sigue en este nuevo volumen, todo unido por un puente de vidrio que los conecta. Esa condición habla de nuestro postulado: el valor del espacio. Son lofts pensados de manera simple respecto a los aspectos interiores, minimalistas, que permiten hacer este movimiento de manera orgánica, eliminando esto de abrir una puerta para acceder a una habitación. No son piezas una al lado de la otra, es todo tu espacio, es la libertad rica de habitar un todo y no pequeñas partes”.

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Entre el respeto del exterior y la simplicidad del interior es que aparece la domótica, la tendencia de hacer nuestras casas inteligentes mediante el internet de las cosas, o sea, aprovechar la modernidad para controlar edificios desde la lejanía o de manera autónoma.

“Los habitantes deben sentirse conectados con su historia y raíces pero con lo novedoso de lo contemporáneo. Los lofts tienen chapa electrónica, alarmas, cámaras, control de la iluminación, climatización digitalizada. Todo el espacio se puede manejar desde tu teléfono porque está hecho con elementos de última generación, cocinas full equipadas que responden a arquitectura pionera. Equipamos en primera gama, porque la decoración influye pero la construcción como tal, y sus partes, son los que dan estos detalles de vanguardia”.

En tiempos en los que la modernidad nos hace vivir en sobreexposición, Inmobiliaria Nilontraro apuesta por el revés: “no queremos perpetuar el modo cavernario de vivir, queremos entender la intimidad como un valor. En esta construcción se guarda la vida más personal de los habitantes pero por otro lado se manifiesta la exposición del patrimonio”.

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