Un estudio de la Universidad de Cincinnati demostró que costumbres como fumar, las dietas poco sanas y el desinterés por la actividad física “se contagian” cuando se vive en pareja. En el caso de los heterosexuales, el mayor responsable de ese fenómeno es el hombre.
La investigación estuvo a cargo de la profesora de Sociología Corinne Reczek, quien lo presentará el martes próximo en la 106ª reunión anual de la Asociación Sociológica de los Estados Unidos en Las Vegas (Nevada).
Las conclusiones contradicen la creencia popular de que “para bien o para mal, en salud o enfermedad” la vida en pareja estable contribuye a reducir los malos hábitos y promueve una vida más sana.
Reczek y sus colaboradores encuestaron a 122 personas que vivían o habían vivido en pareja por períodos de entre ocho a 52 años. De ellas, 31 eran parejas heterosexuales; 15 homosexuales y otras 15 eran de lesbianas.
El 83% de los pertenecientes al primer grupo eran blancos, el 9% negros, dos latinos, un asiático, en tanto que una persona se identificó como “multirracial”. El promedio de edad fue de 53 años.
En el caso de las parejas de homosexuales, el 63% eran blancos, el 4% se identificó como hispano o latino, una persona se identificó como negra, una como indígena americana hispana y una como sudamericana. Mientras que la media etaria fue de 49 años.
Los ingresos de los hogares participantes oscilaban entre los 40 mil y los 120 mil dólares anuales. El promedio de duración de las relaciones era de 25 años para las parejas heterosexuales, 21 años para los hombres homosexuales y 14 años para las mujeres homosexuales.
A cada participante se le preguntó sobre hábitos como fumar, el consumo de alcohol, las dietas, los patrones de sueño y descanso, los hábitos de ejercicio y otras prácticas de salud.
Reczek indicó que los más insalubres se promueven dentro de estas relaciones íntimas y de largo plazo debido a la mala influencia directa de una de las personas, mediante la sincronicidad de las costumbres de salud y por medio de la noción de responsabilidad personal.
Un ejemplo es que ambos integrantes tienen una dieta poco saludable porque ambos comen lo que uno de ellos compra o cocina.
Si bien todas las parejas, sin excepción, hicieron referencias a la “mala influencia”, en el caso de las heterosexuales esa carga se atribuye casi siempre al hombre.