El chisme tiene poderes curativos que no se imaginabasn. Aunque suene trillado, una tertulia a punta de “chismes” tiene efectos relajantes, produce endorfinas, quita el estrés y es una vía efectiva para la adaptación en diferentes círculos sociales, según los resultado de la investigación efectuada por facultativos de la Universidad de California.
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En el estudio, cerca de 100 mujeres fueron sometidas a una sesión de chismes, los resultados detallaron que ser chismosa tiene su gracia, tanto en la adaptación social como en el desahogo emocional y seguridad a la hora de tomar decisiones. La técnica está en cómo y con quién lo hagas, confirman los facultativos.
El estigma que esta actividad la tenemos todos los seres humanos, pero son la mujeres las que más la desarrollan.
Lo cierto es que la delgada línea entre chismear y conversar no es tan frágil: siempre que dialogamos, estamos debatiendo, criticando y opinando sobre un tema, tal como lo hacemos cuando contamos un chisme.