Paradójicamente, aunque en los últimos años la tendencia es mostrar moda “plus size” (es decir, de mujeres de talla mayor a la que la industria y sociedad considera “normal”) en el mercado, para ellas es imposible encontrar un vestido de baño.
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Muchas tienen que recurrir a la creatividad, porque ni los mercados de Europa y ni siquiera de Latinoamérica les ofrecen un vestido de baño con el que puedan lucir bellas en la playa. Muchos de ellos son prendas sin forma que las avejentan (tal y como la ropa de calle). Y pocas marcas, como la colombiana Kelinda, o la estadounidense Swimsuits for All, piensan en un mercado que es grande, pero descuidado. Para 2011, más del 63 por ciento de las mujeres era talla 14. Y en países como México o Colombia, las mujeres precisamente no tienen el cuerpo de una Carla Bruni o una Sara Carbonero.
Si ustedes conocen a una chica plus size, o lo son, no se sientan mal por su cuerpo. No tienen que enfundarse en una bata hawaiana, como la de Homero Simpson trabajando para la planta nuclear. Si tienen cómo comprar en Internet, háganlo, pero con cuidado. Páginas como ASOS y Modcloth ofrecen opciones reales y diversas. Desde bikinis, hasta enterizos con terciopelo. Si no están seguras de su talla, averigüen y siempre compren una más grande (es preferible modificar la prenda que no les quede bien).
Por otro lado, si tienen la fortuna de contar con marcas que les ofrecen vestidos para su cuerpo, elíjanlo muy bien. La idea es que resalte sus curvas, como pasa con las blogueras Nadia Aboulhosn o Gabifresh. Siempre debe ajustar bien.
Si no cuentan con marcas a su favor, o no pueden comprar por Internet, consigan una buena tela, que sea a prueba de agua y que sea flexible. Consulten con alguna costurera de confianza, y traigan el modelo. Pueden verlos en los blogs de moda de fat fashion o en Pinterest. Seguramente, hallaràn una buena opciòn para verse màs hermosas que nunca.
