10 razones para no salir con un "intelectualoide"

“Chairo”, “Mamerto”, o “Pseudointelectual”. Este sujeto es un cliché andante que por tener cierto conocimiento, se cree superior al resto de la Humanidad, que no entiende sus disertaciones. Siente que el resto de los mortales no son tan cultos, refinados y elegantes como él y no están conscientes de la realidad de las cosas, dígase política, sociedad o actualidad.

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Pero lo peor, son totalmente contradictorios. Si ustedes salen con uno (a) de ellos, quizás puedan sufrir. Vean por qué no acercarse a uno de ellos jamás.

1. Su vestimenta es una oda barata a lo vintage: El “intelectualoide” adora vestirse de sombrero Fedora barato, de abrigos que recuerdan a los de Clark Gable en ‘Casablanca’, o al peor estilo de los años 40. Deben “distinguirse” como sea del vulgo que compra ropa de marca que explota a costureras bangladesís. El problema es que no les alcanza el dinero para ser tan refinados.

2. Los odiarán si aman algo comercial: Se mueren si ustedes ven películas de superhéroes, o si confiesan que su placer culpable es “¿Y dónde están las rubias?”. Si les hablan de Lorde, perdieron, porque les dirán que los veían más “inteligentes” y más profundos con sus gustos.

3. Sus planes son bastante limitados: Olvídense de ir a ver “Maléfica” o “Frozen”, eso le quitará el CI a un intelectualoide. Este los invitará a un café donde hay bossa nova o jazz, o a una disertación literaria sobre Borges. No es mal plan, si adoran hacerlo, pero para el intelectualoide es su único plan. Todo girará en torno a sus gustos “excepcionales”.

4. Si no saben de un tema, los verán como unos parias: Con ellos hay que hablar con cuidado. Si llegan a decir que no apoyan el aborto, por ejemplo, más de uno saltará indignado pidiendo argumentos “filosófico-aristotélicos”, con argumentos y demás, sobre por qué piensan así. Luego les dirán, dramáticamente, que son los peores pensadores de la Historia de la Humanidad.

5. No tienen dinero: A menos de que sean totalmente reconocidos por sus libros o en el medio, estos tratarán, como cualquier dandy esnob del siglo XIX, de vivir más allá de sus posibilidades. O justificarán culturalmente su pobreza yendo a sitios underground donde se reúnen otros como ellos. No hay un término medio. Por lo general no tienen un trabajo deslumbrante.

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6. Justificarán sus comportamientos con lo que saben: Si alguno les llega a ser infiel, dirán algo como “pero yo creía que tú eras una mujer liberada que se liberaba de las sujeciones del patriarcado y creía en la libertad de la sexualidad”. Siempre saldrán con algo similar ante cada cosa mala que hagan.

7. Parecen Wikipedia, pero… Nadie sensato dura toda una sesión de Internet en la página, ¿no? Muchos se emboban con los conocimientos profundos del “intelectualoide”, pero es todo lo que siempre tendrá que decir. Y a veces lo toman como única verdad. Si tienen prestigio, siempre refregarán esto en cualquier discusión.

8. Le buscan a todo lo trascendental: Comer una hamburguesa o usar detergente para ellos es una tragedia. Los parabenos, las multinacionales, o los sabores de un sandwich están para “colonizar el pensamiento”, y no “hacernos libres”. Cualquier hábito de un mortal común es una tragedia monumental.

9. Respetan todos los discursos, menos el suyo: Los verán como a unos aliens si ustedes llegan a tener una posición distinta a la suya. Y lo peor, tratarán de “destruir” su ideología tratando de persuadirlos de que la de ellos es mejor.

10. No pueden darse el lujo de ser tontos: Los intelectualoides no tienen sentido del humor, a menos de que sea algo como Les Luthiers o Monthy Phyton. Judd Apatow les parece el demonio.

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