Buen epílogo

Lo de Colo Colo ya ni siquiera da para decepción y poco a poco se ha ido transformando en tendencia.

 

Unión se consagró campeón con buen fútbol. Crédito: Agencia UNO

Terminó lindo el Torneo Nacional 2013, el denominado campeonato de Transición. El  campeón se definió en la última fecha, hubo lucha por los cupos a la Copa Sudamericana hasta el final y la emoción de los partidos en los que se peleaba algo fue permanente, demostrando que también se puede desarrollar un torneo atractivo sin el formato de los playoffs.

Quizá si el único punto negro del recién finalizado certamen estuvo en el descenso de San Marcos de Arica. Parece a todas luces injusto el sistema de promedios para el equipo que acaba de ascender. El cuadro de Luis Marcoleta no fue el peor en puntaje e igual tuvo que volver a la B tras apenas seis meses en el fútbol grande.

A propósito de San Marcos, bastante polémica dejó su duelo final ante Universidad Católica. Los cruzados, desesperados al constatar que nuevamente, como tantas veces en su historia, se les escapó el título terminando segundos en la tabla, acusaron a los ya descendidos ariqueños de “jugar como el Barcelona por la plata de los incentivos”. ¿Qué pretendían en Católica? ¿Qué San Marcos les diera vía libre para despedirse, en su estadio y ante su público, goleados de primera división? Aunque les duela a los de la franja, los nortinos jugaron el partido que tenían que jugar y vendieron cara su derrota a pesar de que no se jugaban nada en ese último partido. Lo mismo hizo Colo Colo frente a Unión Española, pero al parecer ese caso de profesionalismo demostrado por el Cacique no les molestó ni les despertó suspicacias a los cruzados. “A llorar la iglesia” nomás por el nuevo subcampeonato con un equipo, o un técnico en realidad, que entusiasma poco y nada con su propuesta futbolística.

En Unión en cambio es todo felicidad tras conseguir, merecidamente y con un fútbol que sí atrae y apuesta por el espectáculo, el séptimo título de su historia. Un título con sabor especial por varios motivos: el primero conseguido en su estadio Santa Laura; un título alcanzado inmediatamente después de la decepción de la final perdida ante Huachipato en el Clausura 2012 y un título construido bajo la batuta técnica de José Luis Sierra, ídolo identificado a fuego con los colores hispanos. Ya ha trascendido que el Coto se quedará en la Plaza Chacabuco, una buena noticia para la continuidad del interesante proyecto futbolístico e institucional que viene desarrollando el club en los últimos años. Sierra, si quiere y le dan las herramientas, puede ser el líder del engrandecimiento definitivo de Unión Española.

A la hora de las decepciones el campeonato terminó mal para O’Higgins. Los rancagüinos no fueron capaces de manejar la obligación de ganar en las últimas dos fechas, bajándose de la lucha por el título primero, al caer ante Deportes Iquique en el norte, y dejando escapar la inmejorable oportunidad de clasificar a la Copa Sudamericana tras perder con Unión La Calera en la fecha final. Una lástima, el equipo de Berizzo se quedó, nuevamente, con las manos vacías a pesar de su condición de animador permanente del campeonato. La sentencia de Ricardo Abumohor, propietario y presidente del club, parece la más certera a la hora de buscar las razones: “Al plantel le faltó jerarquía” afirmó el dirigente tras la derrota con los caleranos.

Otra decepción de este primer semestre fue lo realizado por Universidad de Chile. Sólo el título de la Copa Chile aparece como saldo positivo en el crédito del DT Darío Franco. Sin embargo, en términos de rendimiento, manejo de los recursos del plantel, resultados en Copa Libertadores y Torneo Nacional, la aventura del entrenador argentino quedó al debe. En el directorio de Azul Azul había varios que deseaban despedir al técnico, pero al final primó la postura del presidente José Yurazcek: no hay tiempo para conseguir un estratega de nivel y hay que quedarse con lo que hay, aunque no convenza ni entusiasme. Triste y poco convincente forma de determinar la manija técnica de un grande como la U.

A propósito de grandes, lo de Colo Colo ya ni siquiera da para decepción y poco a poco se ha ido transformando en tendencia. El equipo mostró poco y nada, deambuló como uno más en la medianía de la tabla, ya no asusta a nadie sólo con la camiseta y el equipo pide a gritos una reforma profunda que le dé jerarquía al plantel, solidez al modelo institucional y tranquilidad al técnico que se atreva, a esta altura parece un suicidio, a hacerse cargo del equipo. Veremos si con la presidencia de Arturo Salah se empieza a ordenar el desastre que tiene la actual administración de Blanco y Negro en el Monumental.

Así se fue otro torneo, con la satisfacción de un campeón que entusiasmó con su propuesta y fue capaz de obtener el título a base de vocación ofensiva y coherencia futbolística. Bien por la Unión Española de José Luis Sierra, “chapeau” para el Coto.  

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