Juan Diego Santa Cruz: "Santiago merece más"

El Gobierno se ha propuesto reformar el sistema binominal. Buena cosa. El binominal está desprestigiado hasta la médula y se necesita un sistema más representativo. Pero el binominal es sólo un sistema por mucho que se le quiera cargar de ideología. Yo creo que es un mal sistema porque hace muy difícil la elección para los independientes, porque le da una sobrerepresentación grosera a las regiones y porque contribuye a elegir diputados amigos del asistencialismo y el compadrazgo.

Pero antes de explicarme un par de datos. Hasta el Golpe los diputados en Chile eran 150. Si usted visita la antigua sala de sesiones de la Cámara de Diputados verá que hay 150 asientos. Hoy tenemos 120 diputados y somos muchos más chilenos que en 1973. Antes del Golpe teníamos un sistema proporcional que contribuía a que algunos que sacaban pocos votos salieran elegidos y que algunos que sacaban muchos quedaran fuera, como le pasó a Marisela Santibañez. Pero el proporcional elegía más desconocidos que el binominal. Veremos como se pela el chancho. Le adelanto que no será del gusto de todos. Como toda reforma tendrá resistencia. Trate de cambiar el color de las paredes de su casa sin que nadie de su familia opine o se oponga, ahí los quiero ver.

Hoy es muy difícil para un independiente resultar electo compitiendo contra los partidos establecidos. Muchos han fallado en el intento, como la candidata Santibánez, y pocos lo han logrado, como Gabriel Boric en Magallanes. Un nuevo sistema debería acoger más a los independientes. La ley viene, eso sí, con una trampita. Se pueden presentar hasta el doble de candidatos que los cargos a disposición. Osea si se eligen 6 diputados se podrán presentar hasta 12 candidatos por lista. Eso privilegia a los partidos. Veremos que hace el gobierno para obtener los votos de los independientes.

Lo segundo novedoso de la reforma, es que disminuye en algún grado la sobrerepresentación de las regiones. A mi me gusta eso de un hombre, un voto, pero en Chile eso funciona para las presidenciales no para las parlamentarias. Por ejemplo con el sistema binominal para salir elegido senador por Coyhaique, Antonio Horwath obtuvo 14.250 votos y el senador Allamand, quién es el que menos votos obtuvo de los cuatro senadores de Santiago, sacó 240.086. Para ponerlo en simple si usted votó por el senador RN y vive en Maipú su voto vale 17 veces menos que un residente de Coyhaique. Y si lo compara con Girardi su voto vale 25 veces menos. Esta disparidad nos debería tener marchando a los santiaguinos, pero no, es sólo el sistema electoral.

Si se está preguntando por qué aumentan el número de parlamentarios, la explicación es que para poder mantener el número de diputados y senadores que eligen zonas extremas como Coyhaique, hay que aumentar los elegidos en otros lados para que su voto valga un poco más. La otra solución es quitarle un diputado a lugres como Arica. Creo que nadie se atreverá ni a sugerirlo. Yo por lo menos no lo haría. Pero igual se resistirán en regiones.

La reforma hace que todos los distritos sean más grandes. Por ejemplo algunas regiones se transforman en un solo distrito para elegir diputados. A mi me parece muy bueno. Así pesa menos si el papá del candidato es Alcalde y ya no serán tan efectivos los regalos en los centros de madres. Tendrán más posibilidades de ser elegidos los candidatos con presencia en los medios que en la feria, más preocupados del país y no tanto del estado del pavimento en su comuna. Los diputados son para fiscalizar y hacer leyes, para preocuparse de las calles está el municipio.

Los que más van a patalear son los diputados de los distritos-comuna como Rancagua
, que siendo una sola comuna eligen dos diputados. Ni me imagino como estará de enojado el diputado Castro del Partido Socialista. Rancagua es relativamente chico, el candidato se puede pasear por la feria, la plaza, una entrevista al diario local y listo. Ahora el diputado tendrá que ir hasta Lolol pidiendo votos. Habrán otros molestos porque temerán que los candidatos de la ciudad más grande, se coman a los de la más chica. Curicanos asustados de los Talquinos, Illapelinos temerosos de los Coquimbanos, Chilotes aterrados de los Puertomontinos, y suma y sigue.

No van a quedar todos contentos, pero el binominal no da para más, tiene cada vez menos legitimidad y un sistema nuevo es fundamental para la salud de nuestra democracia.

Usted santiaguino, amigo, debería estar muy a favor de la reforma al binominal. No puede ser que su voto valga tantas veces menos que los que votan en regiones. Para eso elegiremos 15 nuevos diputados en Santiago. Como si la Metropolitana no fuera también una región.

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