El buen cine europeo está de vuelta en Chile. Cierto es que estas películas no están en exhibición en el cine de la esquina, como sí lo están “Ma-dagascar 3” y “Comando especial”, los estrenos hollywoodenses de la semana. Para ver la inglesa “El espía” y la francesa “Nannerl, la hermana de Mozart” hay que caminar un poco más, pero el desplazamiento vale la pena. “El espía” es en realidad “El topo”, título oficial en español para “Tinker Taylor Soldier Spy”, el nuevo filme del director sueco Tomas Alfredson. ¿Les suena ese nombre? En 2010, Alfredson impresionó a medio mundo con su gélida y escalofriante revisión de la condición vampírica en “Criatura de la noche”; ahora se traslada a Inglaterra y al año 1973 para adaptar una novela de John Le Carré y entregar, nuevamente, una película tan desoladora como apasionante.
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Pocas veces la Guerra Fría pareció tan fría como en “El espía”. Alfredson lo filma todo en días grises, ambientes cerrados y tonos pálidos y beige, y no escatima a la hora de mostrar, con breves pero impactantes trazos, la crueldad a la que puede llegar el ser humano bajo determinadas circunstancias. Hay un espía ya maduro, George Smiley (el gran Gary Oldman) que asume la misión de investigar la muy creíble existencia de un doble agente prosoviético en la élite de la inteligencia británica. Es una investigación bajo cuerda, por cierto, que supone generar confianzas y cuidarse las espaldas de traiciones que están a la orden del día. El director Alfredson -que inaugura aquí una trilogía dedica al agente Smiley- sabe que las cintas de espionaje ya son una antigualla, y se aleja de las reglas del género para crear un filme de puro autor, con un ritmo pausado que jamás se apura, un espíritu sombrío que no da respiro y un elenco perfecto que incluye a Toby Jones, Colin Firth y Tom Hardy, entre otros. Alfredson filma a través de vidrios y desde ángulos en que da la impresión que alguien observa siempre a los protagonistas, y expone sus muy humanas miserias en un contexto en el que ninguno de ellos tiene opciones de redención. “El espía” es una película inteligente y de finísima elaboración, que exige un espectador atento en cada minuto y que ya se alza como uno de los estrenos más valiosos de 2012. Si en “El espía” hay varios personajes a los que les gustaría que se los tragara la tierra, “Nannerl, la hermana de Mozart” presenta a una joven artista en busca de un reconocimiento que la sociedad le niega. Hermana mayor del Genio de Salzburgo, Nannerl es una mujer olvidada por la historia, a la que esta cuidada y sobria producción francesa (fotografiada bellamente por el chileno Benjamín Echazarreta) le rinde tributo. El relato se centra en los 3 años (1763 a 1766) en que Leopold Mozart y su esposa Anne Marie llevan a sus prodigiosos hijos (Wolfgang y Nannerl) de gira por las mayores cortes europeas. Instalados en París, los Mozart frecuentan Versailles y traban amistad con la familia real, en especial Nannerl, que va a conocer la intimidad del heredero de la corona. El director René Feret, de quien en Chile sólo se vio a fines de los ’80 “El misterio Alexina”, describe bien la dinámica de la familia viajera y en especial el favoritismo del padre por el joven Wolfgang. Lejos de las exageraciones de “Amadeus” (1984), aquí los silencios y la música misma son parte importante de la narración, como también el contexto social que impide que Nannerl desarrolle sus talentos por el simple hecho de no pertenecer al sexo masculino. Feret, sin embargo, le otorga mérito en la formación del mito y en las primeras creaciones de Mozart, y, más allá de alguna redundancia en la segunda mitad del metraje, consigue un filme minimalista y envolvente, de logrado atractivo.
Ficha técnica “El Espía” Con: Gary Oldman y Colin Firth “Nannerl, la hermana de Mozart” Con: Marie Feret y Marc Barbé