Columna Come y calla, por Felipe Espinosa: "Apiádate de mí"

Felipe Espinosa Chef Ejecutivo “HOUSE Casa Del Vino” Twitter @Psyfat

Han aparecido varios restaurantes en los últimos meses, y se hace imperativo, reservar.
Hay locales con menos de un mes de funcionamiento que están copados a diario, provocando una explotación indiscriminada del recurso restaurador.
Enardecido estaba luego de no poder conseguir un lugar dónde cenar, por partida doble, calmé los ánimos y respiré…aaah.
Pero luego entró en mi cabeza la discusión de la ley de pesca y volví a retorcerme de dolor costero y marino.
Para qué hablar de sobrexplotación, de cuotas o de las siete familias… no, mejor hablar de la escasez, estamos en invierno y se entiende, pero de a poco los inviernos marinos van siendo más largos, el congrio desaparece, la corvina se va a las nubes y la reineta pasa de barata a lujo.
Quien no entienda que se está privatizando el Océano, que por favor dé vuelta la página. Para los que no, el siguiente comentario: no creo justo que la ley empobrezca a la pesca artesanal; no es justo que las grandes factorías que enlatan todo y exportan al Asia se adjudiquen cuotas de por vida; no es justo que, nuevamente, un patrimonio de todos los chilenos se ponga en potestad de unos pocos, muy pocos.
Afortunadamente encontré un lugar acogedor, elegante y tranquilo. No era una noche de largas esperas y la expectativa fue bien cumplida.
 Astoria, es un conjunto de grandes ventanales coronados con una inmensa lámpara de lágrimas. La acotación de mi mujer, las sillas son muy cómodas, eso de entrada.
Luego tomamos chicha morada con hielo y derechito a los fondos.
Mi soberana pidió lo más caro de la carta, cochinillo confitado. Vale cada peso, un tierno trozo de porcino al horno, cocinado lentamente, laqueado y mimado, obteniendo una jugosa carne que se desprende de los pocos huesos que traía. Ella, fascinada con la carne que se acompañaba de un pastel de oca y camote que, sin menospreciarlo, pero cualquier guarnición que escolte al lechoncito pasará al cajón de los recuerdos sin pena ni gloria.
Por mi parte, ravioles de langosta y camarón, que en realidad eran ravioles de camarón y sobre ellos media cola de langosta bañada en salsa parihuela y pesto de huacatay, un lujo sin duda, pero a un precio súper razonable si se toma en cuenta el tamaño de la porción,
Ahí recién quedé tranquilo. Rica la pasta, sabrosa la salsa y la media cola brillaba en la cima. Fuimos atendidos correctamente y como hay que probar, degustamos un suspiro Astoria, peruano como él solo y bien dulce.
La música de fondo sonaba con “Regresa”, canción de amor que hace brillar los ojos.
Y ahí es cuando ruego, que en 20 años más podamos seguir disfrutando de los frutos provenientes de los 6435 km de bendita costa y no estemos consumiendo productos importados desde Asia, Ecuador o México, porque ahí esta nuestro tesoro.

Coordenadas
Astoria, Américo Vespucio Sur 1902, Las Condes
Teléfono. Teléfono 2-9813411

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