Columna come y calla por Felipe Espinosa: "GG"

A mí de verdad me gustaría que los diputados y senadores se bajaran el sueldo, no los quiero acusar de sinvergüenzas, de pagarse ellos mismos, nooooooo, la cosa es que se ajusten a la realidad del país. Ni Jackson ni Boric son los culpables de semejante herejía, los culpables son los votantes que durante ya más de dos décadas se han encargado de alimentar a esas ballenas comedoras de dinero elegidos como parlamentarios. 

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A mí poco me va quién haga las leyes porque creo que toda esta receta está cocinada hace rato, incluso antes del Gobierno de turno, incluso antes de cualquier elección, me perdonarán pero la clase política no está hoy cuestionada por ineficientes sino que por enriquecerse, o sea, cualquier personaje que se publicita como servidor público que quiere ayudar al pueblo y en su mandato se engorda como chancho de fiesta costumbrista que está muy alejado de la penosa realidad que viven los miles y miles de trabajadores chilenos que perciben el sueldo mínimo.

¿Por qué no volver a las raíces, a lo casero a lo familiar y bueno? Son muchos los intentos gastronómicos por equiparar la desigualdad, pero ayer me encontré con uno que, independientemente al barrio que lo sustenta, son las recetas las que vuelven a la esencia, al comer rico, sabroso y justo.

No me hablen de igualdad porque en este país no existe. Puedo predecir que me cataloguen de populista y me hago responsable de eso, pero lo que más me gusta de todo es que tengo amigos que cocinan bien y se han puesto al servicio de quienes quieren comer bien. Llegar a los pocos días de  la apertura al Danés es un lujo más que una molestia, aunque deben afinar detalles sobre todo de servicio. Me siento afortunado de pertenecer a la primera camada de comensales que degustan sus platos. El Danés  se convertirá en el refugio de sabores caseros, de mano amiga, de buena mesa en lo que a sánguches se refiere, esa mano sagrada que tiene Ignacio Escobar. Cualquier millonario o mendigo me dirá que “El Gigi” cocina como los dioses, que cuando quiere agasajar al comensal se convierte en un malcriador que sólo quiere que tus papilas gustativas se despierten.

Para probar la manito pedimos la sopa del día, un singular plato de zapallo y leche de coco que le ganaría la experiencia a cualquier local tailandés. A un lado, y como corresponde a una fuente de soda, pedimos un crudo de 150gr, bien molido con hierbas y especias en su aliño justo, especialmente diseñado para que uno mismo le agregue los ricos condimentos que te llegan a la mesa en botella plástica. Hay buena carta de cervezas y me pedí una gran Torobayo. Los jugos están buenos aunque no tenían vitamina de naranja que se ofrecía en la carta.

Para compartir con mi mujer pedimos la especialidad de la casa, el lomo danés, un exquisito sánguche con lomito de cerdo bien tostado, lomito laminado en cantidad justa para un ejecutivo, queso mantecoso, cebolla morada, mayonesa con tomillo y ají verde, realmente uno de mis nuevos favoritos capitalinos. Están comenzando y hay que entenderlos, están abriendo y lo hicieron bien, nos quieren vender sánguches y saben hacerlo, ojo con los postres que son súper nacionales: leche asada, nevada, mote con huesillos y otros, en este sucucho se expresa lo casero e informal, lo rico y buena onda, grande por su chef que hace muchos años en otro lugar me preparó uno de los mejores emparedados que he comido en mi vida. Buena mano con linda decoración, no necesitan más, ¡suerte!

Coordenadas

Danés, Av Vitacura 4607 local 2, Vitacura

Teléfono: (56-2) 2954314

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