Columna de Alida Mayne-Nicholls: “Poemas de las madres” por Gabriela Mistral con dibujos de André Racz

En 1922, Gabriela Mistral publicó en Estados Unidos su primer poemario: Desolación. Allí, en la sección “Prosas”, aparecieron por primera vez esto “Poemas de las madres”, una veintena de breves textos escritos desde el punto de vista de la madre que espera y luego da a luz. Bien pueden considerarse prosas poéticas, en que la sujeto habla desde un yo de su experiencia como embarazada. No son poemas edulcorados acerca de la gravidez; en ellos, Mistral da cuenta de los miedos, los dolores y los rechazos; de las dulzuras y también de la soledad de estar esperando. Y habla también sobre las madres solteras y su extrema soledad. Fue, de hecho, una madre soltera la que inspiró estos poemas: una anécdota que es recogida en este libro y en el cual Mistral relata una escena que presenció en Temuco: “Una tarde paseando por una calle miserable de Temuco, vi a una mujer del pueblo, sentada a la puerta de su rancho. Estaba próxima a la maternidad, y su rostro revelaba una profunda amargura. Pasó delante de ella un hombre, y le dijo una frase brutal […]” (39). El insulto y la violencia contra la mujer embarazada. Los poemas no fueron bien recibidos por su temática. Algo a lo que ella no estuvo ajena, como revelan las próximas líneas que le escribió en una carta a Manuel Magallanes Moure: “¿Has visto en esos “Poemas de la Madre” cómo he cambiado y me he hecho más humana? Te hablaré después de lo que quise hacer con esas prosas. ¿Te ha lastimado su crudeza como a otros?”. Crudeza en textos como: “¿Para qué viniste? Nadie te amará aunque eres hermoso, hijo mío. […] ¿Para qué viniste, si el que te trajo te odió al sentirte en mi vientre?” (71). Elizabeth Horan considera que Mistral e daba cuenta de que la temática de estos poemas era controversial y que por eso habría postergado su publicación hasta estar fuera de Chile.

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Sobre lo anterior, no se encontrará mucha información en esta publicación. Porque, en realidad, el enfoque no está tanto en los poemas –aunque claramente son ineludibles-, como en el arte. Décadas después de la publicación de Desolación, el artista André Racz se contactó con Mistral, deseoso de trabajar con la poeta. ÉL tenía una serie de grabados titulados “Mother and child” y le interesaba que Mistral escribiera un prólogo. El contacto se transformó en libro: una edición independiente de los “Poemas de las Madres” con los dibujos de Racz. Eso fue en 1950. Este año aparece esta reedición, que incluye también el texto que Antonio Romera escribió sobre el trabajo de Racz. EL libro, de hermoso formato, destaca el trabajo visual de Racz, el cual se va entretejiendo con las prosas de Mistral. Como los años han pasado, el nuevo libro se hace cargo de sus orígenes, explicándolos, situándolos. También encontramos las cartas que Racz escribió a Mistral entre 1949 y 1951, comenzando por aquella en que le propone colaborar juntos y terminando con una en que la felicita por haber recibido el Premio Nacional de Literatura. La introducción de Álvaro Cárdenas se centra especialmente en Racz y su trabajo, como también un pequeño texto de Arthur C. Danto que se incluye hacia el final del libro. Es, sin duda, un libro en que se profundiza sobre el artista visual; se construye desde su perspectiva y en vista de un posicionamiento en el campo cultural, como cuando Juan Pablo Cárdenas se refiere a él como el “pintor que aún el mundo sigue descubriendo” (7). Pero teniendo en cuenta que estos poemas son más bien desconocidos, me hubiera gustado ver un texto literario enfocado en ellos, tratar de entender a qué se podría referir Mistral cuando habla de la “santidad de este estado doloroso y divino” (39); al menos proponer una lectura. Simone Racz, en una presentación del libro, destaca: “volvemos a contar esta historia… y… quizás por los mismos motivos, por todas las mujeres, por todas las madres postergadas y muchas veces con sus derechos violentados […]” (9); y es justamente eso lo que queda en deuda, profundizar sobre esos textos que “aunque solemnes y tan hermosos, tan bíblicos, […] parecían crudos”, en palabras del crítico Alone. Es cierto, tenemos las palabras claras de Gabriela Mistral al respecto; pero ya que el libro se complementa con estudios y anexos sobre Racz, falta esa otra parte; después de todo el libro se llama “Poema de las madres”. Más allá de eso, es una edición para conservar, para revisar y que le da un lugar destacado a estas breves y poderosas prosas.

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Mistral, Gabriela. Poemas de las madres. Santiago: Ediciones Radio Universidad de Chile, 2015.

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