Columna de Felipe Kast: Chile Vamos

Hace pocos días se presentó el consejo político de Chile Vamos, la nueva coalición de oposición. Más allá de las formas, los eventuales candidatos a la presidencia, y la puesta en escena, lo relevante es preguntarse si éste es un proyecto distinto, o si acaso es lo mismo de siempre con un nombre distinto. La sospecha es legítima, y sólo el tiempo dirá quién tiene la razón, pero estoy convencido de que existen diversos elementos que marcan un cambio de rumbo en la historia de la oposición.

La primera gran diferencia tiene relación con el valor de la diversidad. Históricamente la derecha tradicional ha abrazado la homogeneidad, mientras en Chile Vamos el paradigma que buscamos promover es el valor de la diversidad. “No existe una sola forma de vivir la vida” debe ser un pilar fundamental de todo proyecto político construido sobre el valor de la libertad.

Y la diversidad también se vive al interior de la misma coalición que estamos construyendo. Es primera vez, desde que volvimos a la democracia, que un proyecto político logra unir en la misma coalición a conservadores, liberales y socialcristianos.

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La segunda diferencia, aunque parezca contradictorio, es identificar aquello que nos mueve a trabajar unidos. La diversidad es importante, pero para que Chile Vamos tenga sentido necesita un punto de unión. De lo contrario sería una montonera electoral, como le ocurrió a la Nueva Mayoría.

Desde Evópoli tenemos diferencias con los otros partidos de Chile Vamos, pero lo que nos une es el convencimiento de que lo que mueve a la sociedad son las personas, los emprendedores, los profesores, los dirigentes sociales. Tal como lo hizo Macri en Argentina y Capriles en Venezuela, en Chile Vamos tenemos la convicción de que el motor de la sociedad son las personas, y que los políticos no están para servirse de los emprendedores, sino para que los emprendedores puedan desplegar su talento.

La tercera diferencia tiene relación con la vocación social de Chile Vamos. La Alianza es percibida por muchos chilenos como un grupo que protege intereses, y que piensa exclusivamente en la libertad económica. El desafío de Chile Vamos es cambiar ese paradigma y mostrar con claridad su teoría de justicia. El Estado tiene un rol fundamental en la dignidad y en la libertad de las personas.

Nuestra teoría de justicia es asegurar que la cuna no determine tu destino, es rebelarnos frente a la injusticia de que un niño se quede atrás. Nuestra teoría de justicia es no tolerar que se vulnere la dignidad de las personas. A diferencia de lo que dice la izquierda, que culpa al modelo económico, esta injusticia es producto del modelo político que ha usado el Estado como botín de campaña siendo incapaz de entregarles dignidad a los chilenos en educación y salud pública. Y eso generó que quienes tenían plata para poder pagar colegios privados e isapres se quedaron con los privilegios. El resto, que tuvo que conformarse con la mediocridad del Estado ha tenido que vivir con esa desigualdad. Eso es lo que tenemos que romper, y debe ser un pilar central de nuestra propuesta al país. Devolverle el Estado a los ciudadanos. No más cuoteos, necesitamos que el mérito llegue al Estado, y principalmente a los ministerios sociales.

Todo esto recién comienza, y solo el tiempo dirá si estuvimos a la altura. Dependerá en buena medida de que seamos fieles a las convicciones que nos inspiran.

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