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Los chilenos y el consumo de café

Como un bajativo después de almuerzo o como una forma de distender una conversación, en nuestro país este brebaje es parte de la vida cotidiana.

Café

Una reunión de trabajo, después de almuerzo, un par de amigos que quieren sincerarse. El lugar y la hora no importan. Porque el protagonista es uno: el café. Y precisamente el 1 de octubre se celebra el Día Internacional del Café.

Si bien nuestro país se encuentra muy por debajo del consumo mundial de café, lo cierto es que éste va en aumento. Es más, existe una particularidad, pues Chile es el único país del mundo en inventar los “cafés con piernas», donde mujeres con poco vestuario sirven el café a oficinistas del centro de Santiago. En la actualidad, este rubro va en caída libre, por la presión social y el protagonismo que ha tenido en los últimos años el feminismo.

Pero vamos al consumo. De acuerdo con los antecedentes entregados por la International Coffe Organization (ICO), de norte a sur en Chile se consumen 0,4 tazas diarias, llegando a un kilo per cápita en un año. Muy por debajo con lo que sucede en Finlandia, que es el país donde más se bebe este brebaje: 12 kilos per cápita en un año.

El promedio mundial es de 1,3%.

Sin embargo el consumo de café en el país tiene un pronóstico al alza. Según la consultora internacional Euromonitor, se prevé que en tres años más, es decir, a fines de 2024, Chile aumentará en un 98% sus cifras actuales.

La explicación va de la mano con el gran aumento de cafeterías en distintas comunas y ciudades, las que han proliferado en los últimos meses, a medida que la pandemia comienza a normalizarse. Si bien existían pastelerías y panaderías, que sólo vendían para llevar, muchas de ellas irrumpieron con nuevas instalaciones para consumir sus productos acompañados de un buen café.

Marisol Soto, de 32 años, tiene una pequeña cafetería en Ñuñoa. Dice que la abrió antes del estallido social de 2019 y que luego debió cerrarla por la llegada del Covid-19. Sin embargo, logró sobrevivir con la fabricación de tortas y pasteles a pedido. Pero los productos los hacía desde su casa. “Me tuve que llevar el horno a mi hogar, pues no me daba para fabricar con una cocina normal».

Pero al ser consultada por su reapertura se refiere al café: “Me ha ido increíble. Es que la gente quiere conversar, ha sido mucho tiempo en el cual han estado encerradas millones de personas. Y claro, el café es lo clave de mi local. Toda una conversación va de la mano de un cortado, un capuchino o un expreso. Y obvio, la mayoría de las veces lo acompañan con algo. Y ahí está el negocio. Aquí, el café es el importante y por eso haré algo especial para el Día Internacional del Café», sentencia.

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