Generalmente en invierno cambiamos nuestra dieta buscando más calorías para enfrentar las bajas temperaturas y fortalecer nuestro organismo ante los virus propios de la estación.
Ya que cambia la alimentación, también hay que considerar hacer modificaciones en las bebidas que tomamos para acompañar esas comidas.
Por ejemplo, en cuanto al vino, “consumimos mayormente blancos y tintos maduros, voluminosos y cálidos.
Como por ejemplo los Chardonnay fermentados en barricas, los Late Harvest o tintos cosechados maduros”, dice Benoit Fitte, enólogo jefe de la Viña Requingua.
Agrega que estos son los preferidos en invierno porque tienen mayor alcohol, concentración o más azúcares residuales.
“En Chile somos todavía más aficionados de los tintos concentrados y complejos, pero los blancos y en particular el Sauvignon Blanc están creciendo drásticamente”, explica el profesional.
Si está pensando que los vinos blancos se toman fríos y no los considera buena idea para esta época del año, el enólogo dice por ejemplo, que el Late Harvest “se adapta perfectamente a esta época por su dulzor que le entrega gran calidez al momento de beberlo”.
Rodrigo Soto, enólogo de la viña Veramonte aconseja atreverse también con cepas más frescas, como el Pinot Noir y el Chardonnay. “Estos combinan a la perfección con preparaciones calientes a base de pescados grasos como salmón y mero, a la mantequilla o crema. También ideales para un chupe de locos o jaiba. Ambas cepas son excelentes opciones si queremos probar algo diferente al clásico Cabernet Sauvignon”. dice.
Los vinos recomendados por Soto son balanceados y suaves, con equilibrado frescor, suave tostado, de cuerpo medio y ligero.
Espumantes
Los vinos espumantes crecieron más del 30% anual el 2011, y se proyecta que esa cifra se supere este año.
Este tipo de vinos hace bastante tiempo que dejaron de ser invitados sólo a las grandes celebraciones. Hoy son ideales para acompañar aperitivos o cualquier ocasión.
María José Fontena, brand manager de Misiones de Rengo y Viña Mar dice que pese a que se consumen fríos, son bienvenidos en invierno. “El consumo depende de cada uno. Los espumantes originalmente eran consumidos en su mayoría para celebraciones, pero hoy el consumo se ha desestacionalizado por lo que es muy común consumirlo en cualquier ocasión. Y los vinos blancos también se pueden consumir en invierno. Lo que manda es el plato, como por ejemplo un Sauvignon Blanc o un delicioso espumante brut con una fondue de queso”.
Fontena indica que las cepas tintas, por lo general, son consumidas homogéneamente durante el año. En cambio las cepas blancas tienen un peak de consumo cuando las temperaturas son más altas, esto porque se toman frías. “Por otra parte, hemos visto un considerable aumento en el consumo de espumantes en invierno. Disminuyendo la diferencia que existía con el consumo en primavera-verano”.
