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Peripillán, espíritu encerrado en el volcán Osorno, envidioso por el amor que se tenían la virgen Licarayén y el toqui guerrero huilliche Quitralpique, hizo vomitar fuego y humo al volcán. Los huilliches, desesperados por el infierno en que se había convertido su tierra, se reunieron para encontrar una solución al asunto.
Apareció entonces un viejo y desconocido machi, quien anunció que para calmar al volcán, era necesario sacrificar a la virgen más hermosa de la tribu. Licarayén, sabiéndose la elegida, dejó que su amado Quitralpique le arrancara el corazón.
El toqui lo cubrió con una rama de canelo, y un cóndor bajó del cielo. El ave se comió el corazón, tomó con sus garras la rama ensangrentada y voló hacia el cráter del volcán. En él, depositó la rama, y se generó una lluvia de nieve que duró por años. El volcán Osorno se apagó, y toda la nieve derretida bajó por sus laderas y por las del Calbuco, para acumularse y cubrir totalmente la entrada a la morada de Peripillán. El agua llegó al nivel de las plantaciones huilliches, formando un gran lago.
El lago Llanquihue es el segundo más grande de Chile, después del General Carrera. En 1846, promulgada la Ley de Colonización por el presidente de la época, general Manuel Bulnes, se encargó al navegante alemán Bernhard Philippi traer a interesados alemanes y austro-húngaros para establecerse en la actual Región de los Ríos.
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Puerto Varas
Puerto Varas, la ciudad más importante de las que se encuentran a orillas del lago, fue fundada el 12 de febrero de 1854. Su arquitectura, influenciada por los inmigrantes, le da al lugar un aire especial. Es conocida como ‘la ciudad de las rosas’, por los numerosos rosales que adornan las calles.
Hoy, con 33.000 habitantes, es uno de los destinos chilenos preferidos de los turistas. La población flotante está estipulada en aproximadamente 45.000 personas al año. El lago, tranquilo en esta zona, permite a principiantes y expertos sus paseos en kayak.
Frutillar
Los colonos europeos, además, se establecieron en otras dos ciudades, en la orilla poniente del lago. Frutillar, 21 kilómetros al norte de Puerto Varas, es reconocida por su oferta de küchen.
La oferta de onces alemanas típicas es tan variada, que tomar la decisión es un tema complejo. La tranquilidad del lago invita a las actividades más variadas: zumba en la orilla para el que quiera, café en carrito, paseos en tándem pedaleables, terrestres y acuáticos. El mirador, muelle que se interna en el lago, da justo hacia los volcanes. Y al final de la avenida, el Teatro del Lago, donde se realizan las Semanas Musicales de Frutillar.
Puerto Octay
La otra ciudad es Puerto Octay. Fundada en los mismos años que Frutillar y que Puerto Varas, el lugar sufrió un freno a su desarrollo cuando las autoridades de la época decidieron que el trazado del tren, que pasaba por Puerto Varas y Frutillar, fuera directamente a Osorno, dejando a trasmano el acceso a esta ciudad. Hoy son casi 9.000 personas las que viven ahí, y gracias a su baja densidad se puede aprovechar tranquilamente sus preciosas playas y restoranes.
En la orilla oriente del lago, los pequeños balnearios de Ensenada y Cascadas no alcanzan a sobreponerse a los paisajes rurales, donde vacas y ovejas descansan a la sombra de los solitarios árboles.
La ruta U-99-V bordea muy de cerca el lago casi tocando el agua, pasando por campos, granjas y algunos exclusivos resorts.
Recientemente construido, este camino lleva directamente hacia el protagonista principal. El imponente volcán Osorno, al que pueden vérsele casi las polleras, pasa peligrosamente por el costado izquierdo, revestido de coihues. Caminos de lava, de erupciones pasadas -posiblemente las de la leyenda de Licarayén- van a dar a las aguas, inquietas por el viento. La ruta, luego de pasar algunos desfiladeros, desemboca en la 225, la que conduce hacia la izquierda a los Saltos del Petrohué y el lago de Todos los Santos, y hacia la derecha, de vuelta a Puerto Varas.
Felipe Herrera Aguirre.