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Por Andrea Palma
A veces con sólo mirar hacia lo alto de los rascacielos de Santiago nos estremecemos. No podemos siquiera imaginar cómo sería estar colgando desde esas gigantescas torres de metal y concreto, porque el miedo al vacío parece afectar la fibra misma de nuestro instinto de supervivencia.
Fue al pensar en esto que Chiletrabajos, desarrolló una serie de artículos que pretende entregar un retrato más cercano de estos trabajos que la mayoría de las personas no se atrevería a hacer, esta vez el testimonio de los vidrieros de altura o técnicos verticales.
Aunque podría sorprender, no es el incentivo económico el que motiva a estos hombres a suspenderse sobre el vacío para realizar la limpieza de edificios, que en oportunidades pueden superar los 100 metros de altura. Cristián Sepúlveda, de la empresa Clean Express, cuenta que su primer acercamiento a este oficio fue motivado por la curiosidad de saber cómo se sentía estar allá arriba.
Pero para ser vidriero no basta simplemente con tener las ganas. Además de una serie de exámenes médicos que determinan la aptitud física del postulante, y de una capacitación realizada por la empresa, deben superar el momento de crisis que significa para todos el estar parados en la azotea de un edificio, sostenidos por una soga -el método de trabajo favorito de Cristián- y dar el salto para deslizarse. Lo que los nuevos no saben, es que siempre al comenzar a descender, el nudo cede y el peso hace que bajen intempestivamente sólo algunas pulgadas antes que éste se apriete, y se detengan. Un gaje más de este oficio pero que a todos los novatos les da su primer gran susto.
Es que para trabajar en este tipo de empleos no basta sólo con los 500 a 600 mil pesos que en promedio gana un vidriero en altura. Hay que tener también afición por la adrenalina y sobretodo, profesionalismo, nos aclara Cristián. Un nudo mal anclado puede significar una caída dramática y las probabilidades de sobrevivir no son altas. Sin embargo, por muy eficiente que pueda resultar ser un técnico vertical, hay ciertas cosas que no dependen de su desempeño. La mantención de los carros -que es otro método utilizado para el descenso- depende de la administración de los edificios y muchas veces se han producido accidentes causados por el mal estado de éstos o de los puntos de anclaje desde donde se afirman las sogas.
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Aun así confiar en el profesionalismo es la mayor seguridad que tienen las familias de los vidrieros en altura. Aunque el mismo Cristián reconoce que sabe que ellos nunca van a estar tranquilos, porque han visto en los noticieros el tipo de accidente a los que se pueden enfrentar sus seres queridos, en los casos de otros trabajadores que han caído de edificios a los que realizaban limpieza.
Es por esto que todas las empresas como Clean Express, que ofrecen este tipo de servicios, mantienen seguros de vida para sus trabajadores. Porque independientemente de que con los años los vidrieros en altura lleguen a sentirse allá arriba igual de seguros como nosotros generalmente nos sentimos trabajando abajo, este trabajo siempre va implicar en alguna medida un riesgo mortal.
“La primera vez yo sentí harto miedo. O sea, no sé si fue miedo o ansias, fueron hartas cosas que se juntaron porque… claro, el miedo de mirar hacia abajo, de estar parado en el borde de un edificio y mirar hacia abajo es como… y saber que tienes que colgarte y empezar a descender. El mirar al vacío, saber que no tienes margen de error”, relata el vidriero.
Ahora, tras tres años de experiencia como técnico vertical, Cristián llegó a acostumbrarse a trabajar en lo alto. Para él es parte de su vida. Desde que aprendió la importancia de la confianza en su equipo y sus conocimientos, dice él. Ya ha estado en otras dos empresas, Buena Limpieza y GNF, además de haber trabajado en un edificio como el Millenium, de una altura estimada de 110 metros. Lleva alrededor de una semana en Clean Express, aún no le ha tocado ningún edificio de altura y como él dice ya empieza a sentir esa ansiedad por volver a “colgarse”, una cuota de adrenalina que otras cosas no pueden darle.