OCDE revela preocupación por inflación en Chile

La economía chilena está creciendo con fuerza gracias a la demanda interna y a los altos precios del cobre, lo que ha llevado a la OCDE a revisar al alza su previsión para este año al 6,5% en el informe semestral de Perspectivas Económicas publicado hoy, tres décimas más de lo que calculaba en noviembre.

Paralelamente, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) espera que ese ritmo se vaya ralentizando conforme se endurezcan las políticas monetaria y fiscal en un contexto de crecientes presiones inflacionistas, por eso ha reducido sus expectativas para 2012 a un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) de Chile del 5,1%.

Esa ralentización al 5%. debido a la retirada de los estímulos que se activaron para la reconstrucción tras el terremoto de febrero de 2010. supone tres décimas menos que lo que había augurado hace seis meses, pero mucho más del crecimiento del 2,8% que se ha estimado de media para el conjunto de los 34 países miembros de la organización.

La inflación es el principal riesgo percibido por los autores del informe, que estiman que el índice de precios al consumo después de alcanzar el 1,4% de media el pasado ejercicio pasará al 3,9% en el actual y a esa misma cifra en 2012.

Las presiones inflacionistas proceden de la intensa subida de la actividad que ha supuesto una elevación del salario nominal, pero también de la escalada de los precios internacionales de los alimentos y del petróleo, y eso pese a que el peso se apreció un 23% respecto a la media de largo plazo del dólar en la segunda mitad del pasado año.

Por eso, la OCDE pone el acento en que “a medio plazo, el principal reto de la política macroeconómica es impedir el recalentamiento” y una política monetaria “neutral” para mantener controlada la inflación.

También considera “bastante modesto” el objetivo de reducir el déficit presupuestario al 1% del PIB en el horizonte de 2014 incluso teniendo en cuenta las necesidades de reconstrucción de los daños causados por el seísmo de 2010.

E insiste en que dejar flotar la divisa y fijarse “un objetivo fiscal más ambicioso” podría moderar la demanda interna e impedir las tensiones inflacionistas.

El hecho es que la recuperación en la actividad tras el desastre del pasado año y los elevados precios del cobre han permitido disminuir el déficit del 4,5% del PIB en 2009 al 0,5 % en 2010.

Sobre la base de ese logro, el Gobierno planea incrementar el gasto en un 5,4% en términos reales este año para proseguir con las labores de reconstrucción y ampliar algunos programas sociales, pero también a largo plazo reducir el déficit fiscal estructural al 1% del PIB.

EFE

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