Uno de los padres del arte del maquillaje cinematográfico, Dick Smith, falleció a los 92 años ayer.
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Denominado “El padrino del maquillaje”, Smith era una leyenda en su área y fue responsable en los setenta de revolucionar la manera en que se llevaba a cabo la aplicación de prótesis en el cine, especialmente por su trabajo con la cara de Marlon Brando en “El padrino” (1972), donde aplicó una prótesis de mandíbula para acentuarla para adelante, y en “El exorcista” (1973), donde retrató mejor que nadie una posesión demoníaca en el rostro de Linda Blair.
Otros trabajos destacados fueron en “Pequeño gran hombre” (1970), donde aplicó prótesis para envejecer a Dustin Hoffman, en “Taxi Driver” (1976), donde creó el falso mohicano de Robert de Niro y los efectos del tiroteo del final, y en “Amadeus”, donde envejeció al actor F. Murray Abraham y se llevó un premio Oscar por su esfuerzo.
Uno de sus últimos grandes trabajos fue en “La muerte le sienta bien”, de Robert Zemeckis, donde aplicó toda clase de efectos para hacer aparecer como muertas a Goldie Hawn y Meryl Streep.
Su muerte fue lamentada por Twitter por uno de sus discípulos, el siete veces ganador del Oscar Rick Baker (“El profesor chiflado”, “Men in black”, “El Grinch”), quien dijo: “El maestro se ha ido. Mi amigo y mentor Dick Smith ya no está con nosotros. El mundo no volverá a ser el mismo”.