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Los puntos altos y bajos de “La Cumbre del Rock”

El festival tuvo varios problemas de sonido y Mon Laferte fue la gran revelación.

«No me la creo» dice Mon Laferte, antes de iniciar el tema final de su show en «La Cumbre del Rock». Y no había nada que hiciera dudar la veracidad de su comentario. Ya con la primera respuesta del Estadio Nacional tras «Tormento», la cantante se vio emocionada. Y todo aquel que no le había prestado atención, se vio sorprendido con la potencia de su voz en el remate de su primera canción. «Cuando salí me persigné mucho. Me sorprendió el público. Yo era más prejuiciosa, pensé que la gente no iba a a ser tan receptiva conmigo y que bueno que sí. Mañana voy recién a enteder todo esto», dijo en conferencia de prensa.

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Con desplante y carisma, se apoderó del escenario, donde se vio siempre muy cómoda y en el transcurso de su presentación, los presentes en el recinto de Ñuñoa hicieron fuerte su voz con cada canción. Incluso, tuvo como invitada a Francisca Valenzuela. Mon Laferte fue, sacando de la ecuación la presentación de Jorge González, el punto alto de la jornada de este sábado dedicada a la música nacional. También lo fue el enérgico show de Camila Moreno y los grupos que aprovecharon la oportunidad para invitar a otros a colaborar en sus presentaciones como pasó con Javiera Parra y Angel Parra y Los Tetas y Los Tres con Mon Laferte. 

La contra parte fue justo el show anterior. Lopez, el grupo del ex Los Bunker, Álvaro López, fue uno de los show con menos conexión de la jornada. Una presentación somnífera que no justificó para nada su horario. Es más, cuando los asistentes reaccionaron fue justo con un no tema de su ex banda, el cover a Silvio Rodríguez, «Quién fuera».  

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Pero los puntos bajos fueron más allá y algunos son bastante graves. Incomprensible fue la decisión de entregar la Orden al Mérito Artistico y Cultural Pablo Neruda sin haber finalizado el show de despedida de Jorge González. La intervención del ministro de Cultura, Ernesto Ottone, y del presentador Jean Philippe Cretton le quitó solemnidad y emotividad a un momento irrepetible en la historia de la música nacional. 

Los problemas de sonido, tanto en el estadio como en la transmisión en linea, fueron constantes. La situación más crítica sucedió en el debut de DíaCero. Tras quince minutos de retraso de su show, las luces del escenario se encendieron por completo a las 21:15 horas, mientras varios técnicos curzaban el escenario a paso raudo tratando de resolver el problema técnico que impedía el inicio del show. Una solución que llegó diez minutos más tarde y que terminó por retrasar la despedida de Jorge González y todos las presentaciones restantes. 

Tampoco pasó desapercibida la situación con los microfonos. Cuando Francisca Valenzuela se subió a cantar con Mon Laferte, su voz demoró en escucharse. Pero lo sucedido con Soli Arbulú fue todavía peor. La cantante del grupo Nadie fue invitada por Jorge González para cantar, por última vez, «El baile de los que sobran», canción que cerró la despedida del  líder de Los Prisioneros, pero su voz nunca se escuchó. 

Para el anecdotario quedará el traspié de Alex Anwandeter y su «acusación» de censura en «Cómo puedes vivir contigo», tema que no pudo interpretar en su totalidad tras caerse una consola. 

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