El cantante colombiano J Balvin arribará al Festival de Viña 2017 como una de las grandes estrellas de la cita musical, junto a su colega y coterráneo Maluma, Sin embargo, de cara a la primera visita de ambos a la Quinta Vergara, el primero se distancia totalmente del segundo cuando de exigencias como artistas se trata.
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Ocurre que mientras el intérprete de «El Perdedor» solicitó a la producción del certamen el arriendo de una casa de gran tamaño, con quincho, piscina, sala de juegos y un chef que esté atento 24 horas al día a sus requerimientos y los de sus familiares que lo acompañarán durante la semana que permanecerá en la Ciudad Jardín, la voz de «Bobo» envió un listado de solicitudes que sorprende por su sencillez considerando su estatus mundial como exponente de la música urbana.
Según confirmó Publimetro, el ganador de dos Grammy Latino por «Ay vamos» no quiso pedir ni una sola gota de alcohol para su camarín, muy contrario a la mayoría de los artistas que vienen a este tipo de eventos, como Pedro Fernández que en el Festival de Olmué pidió un licor de 100 mil pesos. ¿Que quiere tomar, entonces? Solo agua normal y agua de coco.
Para comer tampoco quiso grandes exquisiteces ni un chef a su disposición, ya que el colombiano explicitó en su lista de exigencias que es feliz con manzanas verdes, mantequilla de maní, queso de cabra y frutos secos.
Balvin tampoco requirió de una vivienda especial como Maluma, sino que se hospedará en uno de los hoteles de Viña del Mar junto a los demás artistas que se darán cita en el evento que se realizará bajo el alero de CHV.
Desde la señal ubicada en las ex dependecias de Machasa confidencian que su acotada lista de exigencias sorprendió a la producción del llamado «Festival de los festivales», quienes en el pasado debieron lidiar con las estrafalarias solicitudes de Luis Miguel, que pidió reservas en cuatro hoteles, un camarín cubierto de telas negras y 120 toallas; o el británico Morrissey, que exigió sacar todas las carnes que pudieran haber en los camarines de la Quinta Vergara, además de despejar totalmente los pasillos para no encontrarse con nadie camino al escenario.