Fue un no, que inmediatamente se transformó en sí. Esa fue la respuesta que entregó Cristián Carvajal cuando le ofrecieron encarnar a Jaime Guzmán en la serie “12 días que estremecieron a Chile”. El actor vio con terror la figura del fallecido senador, pero confiesa que aquella impresión se convirtió en el motor para afrontar el desafío que se verá hoy por la pantalla de CHV en el horario prime.
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A pesar de ser un controvertido personaje en la historia de Chile, Carvajal confiesa que encarnar a Jaime Guzmán no fue el papel más complicado que le ha tocado realizar. Pero sí uno bastante incómodo.
“Fue por los lentes que tenía que ocupar, me pusieron unos lentes de contacto también, con las gafas veía nítido, pero me las sacaba y era borroso”, cuenta el actor y agrega que su intención no fue realizar una imitación. “No quiero ser Stefan Kramer, no tengo su don. Tampoco me anima personificar desde ese lugar de creación. Trabajé mi impresión sobre ese personaje, con el pretexto de sus discursos políticos y su posición. Fue mi visión dentro de lo que él significa dentro de la historia», afirma.
Producto del parecido físico, Carvajal cuenta que encontró espeluznante verse en una foto como el personaje. “El trabajo de maquillaje fue impresionante, nunca pensé que me iba a parecer tanto”, confiesa. Pero además también cuenta sus impresiones sobre la vida del político:
“Tratamos de darle harta cara. Partiendo de su condición ocular, nunca tuvo una mujer socialmente. Es un ser que vibra en si mismo. Su lado político en contraposición a convivir socialmente, débil en ese lugar, fuerte en el otro, eso me llamo la atención”.
“El asesinato de Jaime Guzmán” se llama el capítulo que se verá hoy. Un episodio que relatará la disputa de ideologías que tienen Rodrigo Rubilar (Michael Silva), un estudiante del ramo de derecho constitucional y militante del Partido Comunista, quien tiene una grave discusión con el entonces senador de la república. “Creo que no se abandera por ninguna ideología. Instala los dos puntos de vista, pero no se abandera por la derecha ni por la izquierda”, cuenta Michael Silva, una opinión que comparte el otro protagonista. “Es el pretexto para ver dos discurso opuestos. La historia está muy bien escrita y es muy consecuente y coherente. Uno va a poder estar como en un partido de tenis: ver a un lado y al otro”, sostiene Carvajal, pero tampoco desconoce que la historia genere debate. «En esa época era así. Habían grandes ideológicas que sostenían a las personas, se van a volver a encontrar a estos seres humanos que están llenos de ideologías e ideas» cierra.