Hoy se cumplen 20 años del accidente automovilístico que terminó con la vida de la Princesa de Gales, su pareja Dodi Al-Fayed y el conductor del vehículo, Henri Paul, en el Tunel del Pont de l’Alma, en París. Si bien hasta el día de hoy no hay claridad respecto a las razones de la tragedia, sí hay certeza de los motivos para nunca olvidarla.
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Estilo. Lady Di se caracterizó por romper con los estereotipos y el protocolo real, usando escotes y reivindicando el negro, color que la realeza sólo utilizaba para el luto. En particular nunca será olvidado el “vestido de la venganza” que utilizó en la Serpentine Gallery, la misma noche que Príncipe Carlos era entrevistado por primera vez desde que se anunciaba el divorcio de ambos. El vestido tenía escote corazón, tirantes bajo los hombros y calce ajustado a su figura.
Sinceridad. En 1995 concedió una entrevista a la BBC en la que admitía sufrir de bulimia y autoinfligirse lesiones, además de asumir las constantes infidelidades del príncipe Carlos con Camila Parker-Bowles, mostrando el lado humano de la supuesta perfección real. En sus palabras: «éramos tres en ese matrimonio, así que estaba un poco abarrotado».
La princesa del pueblo. Así la llamó Tony Blair en el discurso que dio en su funeral. Diana no sólo dejó el protocolo real por razones estéticas; decidió no usar los guantes característicos que usa la realeza como símbolo de status en sus viajes de misiones humanitarias, con el fin de tener contacto físico con la gente. Además fue una de las primeras celebridades en fotografiarse con personas infectadas con VIH, demostrando que no era una enfermedad que se contagiaba por estar cerca de quienes la padecían.
Nobel de la paz. Si bien no fue ella quien lo ganó, sí lo hizo la Campaña internacional para la Prohibición de Minas Antipersonas que ella promovió y logró convertir en causa mundial, a través de sus mediáticos viajes a Angola, Bosnia y el documental que realizó sobre las víctimas de estas minas. El premio fue visto como un homenaje póstumo, ya que fue entregado en octubre de 1997.
La rosa de Inglaterra. La canción que su amigo personal Elton John entonó el día de su funeral, Candle In The Wind, fue versionda como Goodbye England’s Rose, es considerada como el single con mayor éxito de la historia por los millones de ventas que tuvo. El artista aseguró que nunca más la volvería a interpretar en vivo, salvo que sus hijos William y Henry así lo desearan.