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Marialy Rivas y su oscuro cuento de hadas

La directora de la cinta “Princesita”,aplaudida en los festivales de cine de Toronto y San Sebastián, habló con Publimetro sobre su segundo largometraje y la industria nacional

Falta una semana para el estreno de “Princesita”, el segundo largometraje de Marialy Rivas, tras su debut en 2012 con “Joven & Alocada”, y la directora ya está realizando prensa para promocionarla, pese a haberse bajado del avión hace tan sólo unas horas. Trabajo que tiene que conjugar con otras labores y que, en ese día puntual, la tenía bien complicada. Una reunión se adelantó para que algunos pudieran irse a ver el partido de Chile temprano, lo que alteró su planificación del día.

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Una imposición que se disfraza como algo natural, ya que es normal pensar que todos querían ir a ver el encuentro decisivo contra Brasil, que terminó con un triste desenlace. Una situación que, guardando las escalas, es similiar a habitar una cosmovisión que está constituida a partir de lo masculino.

alonso

Desde esa identificación de un mundo en que la norma es el hombre, es que Rivas se hizo la pregunta que fue el concepto rector de “Princesita”: ¿Cómo es que se construye la identidad femenina? Para ello se adentró en la historia de una niña de 12 años llamada Tamara (Sara Caballero), una pequeña que ha crecido en un culto liderado por Miguel (Marcelo Alonso), quien es un predador de figura absoluta y seductora. Un oscuro cuento de hadas sobre una búsqueda de identidad que se entrecruza con el abuso.

“La película no es explícita. Ya es lo suficientemente fuerte y no es necesario para mí nada más. Yo no quiero hacer ninguna imagen que muestre, de alguna manera, eso, porque ya es una realidad horrorosa y no es necesario ir más allá”, cuenta la directora. “La sexualidad no me complica, ‘Joven & Alocada’ es muy gráfica y explícita. Eso es sexo, goce y placer. Cuando hay un adulto usando un niño, eso es sólo violencia. No es sexo, es abuso”, agrega. Es por esto que construye un relato que se centra en la polaridad entra la fuerte figura del personaje de Alonso y la búsqueda de liberación de la pequeña Tamara para abordar estos dos temas.

Tópicos que no son fáciles de trabajar con niños, por ello hubo un gran trabajo de casting y de mucho ensayo, el que incluyó la participación de una entrenadora de actuación argentina especialista en niños.

“Hicimos cosas como construir la biografía del personaje y la biografía del niño para que ellos entendieran como se diferenciaba el personaje de ellos. Que entendiera que los niños y sus personajes son distintos. Ensayar las escenas para que supieran muy bien cómo iban a pasar las cosas. También había una doble de cuerpo”, cuenta Rivas. También hubo juegos de confianza para entender que todos eran un equipo.

Un trabajo que se ve reflejado en la actuación de Sara Caballero. La pequeña fue recomendada por un director amigo de Marialy Rivas, tras ser parte de un video clip de la cantante Nicole.

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“Los niños en Chile no son niños actores como en Hollywood, que tienen herramientas para actuar y van a clases de los 4 años. Uno busca que el niño tenga cierta cualidad que le sirvan al personaje. En el caso de Sara es que tiene una cosa que expresa en silencio. Uno ve que está pensando algo, que tiene un mundo interior. Esa vulnerabilidad y mundo interior lo necesitaba para un personaje que yo sabía iba a estar muy callado en pantalla. Tenía que tener fuerza en la mirada”, destaca la directora sobre su protagonista.

princesita

El cine chileno de autor destaca en el mundo

La cinta tuvo un aplaudido paso por los festivales de cine de Toronto y San Sebastián. “Toronto es muy de industria y ahí la sensación era de respeto e interés de la gente que sabe mucho de esto. En San Sebastián fue el interés del público. Uno muy cariñoso que se quedaba a los conversatorios después de la película”, recuerda.

Marialy Rivas es una de las voces narrativas que se suma a Pablo Larraín y Sebastián Lelio, por nombrar unos ejemplos, que han hecho que la industria cinematográfica ponga sus ojos en Chile y su cine de autor.

“Tengo una teoría, lo que asombra es que hay miradas muy diversas. No se parece nuestro cine entre nosotros. Cada uno tiene una voz particular y heterogénea. Cada uno tiene su sello y eso es muy fascinante porque somos un país muy chico. Eso afuera genera mucha atención”, cuenta sobre el actual momento del cine nacional.

También tiene una mirada crítica de lo que ocurre en Chile donde, según su visión, el cine se ve obligado a depender de fondos. “La gente no va al cine. Somos pocos y además no van. Si fueran uno de los 17 millones que somos, te podrías pagar las películas. Christopher Murray hace ‘El Cristo ciego’, aclamado en Venecia y van cinco mil, tres mil, dos mil personas a verla. Si quieres vivir de esto hay que salir de este mercado. Lo hace Nicolás López saliendo a México y Fábula en EEUU”, explica.

“La gente se preocupa ene de la selección chilena, lo que está bien, pero no se da cuenta que ese capital cultural es valioso, variado y muy admirado afuera”, sentencia.

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