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Federico Luppi, ícono del cine argentino fallece a los 81 años

El actor fue parte de la cinta de Andrés Wood, “Machuca”

El actor argentino Federico Luppi, fallecido hoy en Buenos Aires a los 81 años debido a las complicaciones de un hematoma que sufrió en la cabeza el pasado abril, fue un auténtico referente de la gran pantalla con más de 100 películas a sus espaldas, que se negó a permanecer callado.

«Estoy decepcionado, amargado, tristón, solitario», señaló en una entrevista realizada en febrero en la que mostró su disconformidad con el Gobierno de Mauricio Macri y llegó a afirmar que le costaba cubrir sus gastos a fin de mes.

Nacido en 1935 en Ramallo, provincia de Buenos Aires, en el seno de una familia humilde de origen italiano, Luppi nunca bajó la voz, un perfil que lo llevó a ser criticado por sus posturas más «kirchneristas» y le valió numerosas críticas.

Su compromiso con la democracia le empujó a enfrentarse con la última dictadura cívico-militar argentina (1976-1983), lo que provocó que fuese censurado por el régimen y le llevó a viajar a España para trabajar, país que se convirtió en su hogar en 2002.

Estudió en La Plata, capital bonaerense, se dedicó al dibujo y a la escultura, pero finalmente prefirió el mundo interpretativo, cuyos cursos se pagó trabajando de administrativo, corredor de seguros y empleado de banca, mientras actuaba en locales nocturnos bonaerenses.

Debutó en el teatro con «Ha llegado un inspector», donde hizo de galán, papel que repetiría en diferentes ocasiones, y posteriormente, en 1965, en el cine, con la película de Leonardo Favio «Romance de Aniceto y la Francisco».

Su elección profesional definitiva fue acertada: se convirtió en el intérprete argentino en poseer el mayor número de premios Cóndor de Plata al mejor actor -seis en total- y en uno de los rostros más reconocidos de la escena cinematográfica hispanohablante.

Todo ello arrancó con su aparición en películas como «La revolución» (1973), de Raúl de la Torre; «Tiempo de revancha» (1982), de Adolfo Aristarain; «No habrá más penas ni olvido» (1983), de Héctor Olivera; o «La vieja música» (1985), de Mario Camus.

En 1992 volvió a rodar con Aristarain en «Un lugar en el mundo», que fue Concha de Oro en el Festival de San Sebastián y Goya a la mejor película extranjera de lengua hispana; y un año después trabajó en «Cronos» (1993), un «thriller» del mexicano Guillermo del Toro distinguido con una decena de galardones internacionales, entre ellos, el Premio al Mejor Actor del Festival de Sitges.

Más tarde, apareció en «Éxtasis» (1996), de Mariano Barroso; «Sol de otoño» (1996), de Eduardo Mignona, cuya cinta fue Goya a la mejor película extranjera y supuso a Luppi el Premio al mejor actor del Festival Internacional de Cine y TV de Cartagena.

Uno de sus papeles más alabados por la crítica llegó en 1997, cuando se puso a las órdenes de Adolfo Aristarain en la coproducción hispano-argentina «Martín Hache», en la que se metió en la piel de Martín Echenique, un director de cine argentino que odia su país natal y que es visitado en Madrid por su hijo.

El personaje dio a Luppi la Concha de Plata del Festival donostiarra.

Su filmografía es interminable: también apareció en «Las huellas borradas» (1999), cinta que narra la historia de un emigrante español (Luppi) que regresa de Argentina a su pueblo natal, en León; así como en «Divertimento» (2000), protagonizada junto a Francisco Rabal; «El espinazo del diablo» (2001), de Del Toro; o «El último tren» (2002), de Diego Arsuaga, con Héctor Alterio y José Soriano.

Les siguieron, «El laberinto del fauno» (2006), donde volvió a colaborar con Del Toro, «La luna en botella» (2007), «Verano amargo» (2009), y sus últimas apariciones: «Magallanes» (2016), «Al final del túnel» (2016), la peruana «Siete semillas», donde compartió escena con Javier Cámara, o «Nieve Negra» (2017), dirigida por Martín Hodara.

Debutó como director con el largometraje «Pasos» (2005), sobre un guión de su mujer (Susana Hornos), que narra el divorcio de una pareja afincada en una pequeña ciudad durante la transición española, días después de la intentona golpista de 1981.

De su primer matrimonio, entre los 23 a 29 años, tuvo un hijo y una hija. Después mantuvo una relación de diez años con la actriz Haydée Padilla, que le demandó por violencia machista, y después otra con la actriz uruguaya, Brenda Accinelli, con la que tuvo otro hijo, al que no pasaba pensión alimenticia mientras fue menor.

Estaba casado desde 25 de enero de 2003 con la actriz y guionista española Susana Hornos, 37 años más joven que él.

En abril pasado, el actor sufrió un tropiezo que le ocasionó un golpe en el brazo y la cabeza y le produjo un hematoma que tuvo que ser drenado.

Por este incidente, este jueves sufrió complicaciones que le llevaron a ser ingresado en la Fundación Favaloro de Buenos Aires, donde finalmente falleció esta mañana. EFE

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