Aunque nació en Andalucía, España, María Rodríguez Garrido asegura sentirse muy cómoda en Chile. Lleva 17 años de carrera y ha visitado nuestro país suficientes veces como para atreverse a asegurar que siempre ha sentido “mucho cariño de parte de los chilenos”.
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Quizá sea esta comodidad lo que la trae de vuelta este 10 de noviembre al Club Chocolate, donde ofrecerá un concierto íntimo, un formato que nunca ha experimentado en escenarios locales y en el que ella dice que se siente muy a gusto por “poder ver el rostro del público, escucharlo y estar cerca de ellos”.
Distinguidas son la agudeza de sus letras y la sensualidad de su música que toma elementos del rap y el flamenco. A lo largo de su carrera, la Mala Rodríguez, -como todos la conocen- ha publicado cinco discos de estudio y actualmente prepara su sexto álbum que debería salir dentro de los próximos meses.
Habiendo enfrentado la censura y decidido despojarse de todo pudor, cuando se le pregunta por cómo define su propia música, ella dice que ofrece “un punto de vista que no abunda el panorama”. También dice que hacen falta referentes femeninos en la música y las artes, mujeres empoderadas que se atrevan a alzar la voz. “Yo cuando era pequeña no me sentía identificada con muchas artistas. La verdad, mi modelo a seguir fue mi mamá”.
No ajena a la actualidad, la Mala ha estado siguiendo los casos de acoso sexual que se han destapado alrededor del mundo. Artistas como la cantante islandesa Björk o la actriz Rose McGowan han hecho noticia por denunciar a gigantes de la industria por abusar de ellas. A raíz de esto, la artista andaluza vuelve a reforzar su idea y habla de la necesidad de que las afectadas alcen la voz, diciendo que por mucho tiempo se ha “invisibilizado a la mujer” y que es bueno que estas mujeres se atrevan a denunciar, porque hay personas que necesitan “modelos a seguir”.
En España, la tierra de la Mala Rodríguez la situación es crítica. Mientras que la comunidad catalana lucha por la independencia, el oficialismo español intenta evitar la separación territorial y política de dicha región.
“Se entiende que en Cataluña hay un sentimiento nacionalista. Yo soy más de derribar muros que de levantarlos…”, sentencia.