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“Egresado, maestro, estudiante”: el adiós de la Universidad de Chile a Nicanor Parra

El autor no sólo fue conocido por su labor literaria, sino que también se tituló en 1937 del Instituto Pedagógico, director interino de la Escuela de Ingeniería y dictó una cátedra de literatura en la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas durante 22 años hasta 1994 en la institución estatal

En San Fabián de Alico, cerca de Chillán, un 5 de septiembre de 1914 nació Nicanor Parra Sandoval. Antes de la poesía, antes de la antipoesía,antes de los artefactos y los mundos imaginarios, inició su vida en el sur de Chile junto a sus ocho hermanos, entre ellos la prolífera artista Violeta Parra, al lado de su padre, profesor primario y músico, y su madre, Clarisa Sandoval.

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A Santiago llegó en 1932 donde terminó su enseñanza secundaria en el Internado Barros Arana, lugar desde el cual comenzó a acercarse a los libros y la cultura, hasta que al año siguiente ingresó a estudiar matemática y física al Instituto Pedagógico, donde finalmente se apronta con ímpetu a ese mundo.

En 1937 publicó el libro “Cancionero sin nombre”, que al año siguiente fue reconocido con el Premio Municipal de Santiago. Su obra continuó con la publicación de Versos de salón (1962), Canciones rusas (1967), Obra gruesa (1969), Artefactos (1972), Sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1977), Nuevos sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1979), Chistes para desorientar a la policía (1983), Coplas de Navidad (1983), Poesía política (1983), Hojas de Parra (1985) , entre otras obras. Pero la producción de Parra no se redujo sólo a las letras: los artefactos e instalaciones fueron otras de las creaciones del antipoeta. Una de éstas fue “El Pago de Chile”, donde Parra en pleno Centro Cultural Palacio La Moneda expuso colgados a los presidentes de Chile.

En 1943 Parra viaja a Estados Unidos y realiza estudios de postgrado en física en Brown University. Regresa en 1945 y se incorpora a la Universidad de Chile como profesor, pero vuelve a viajar en 1949, cuando parte a Inglaterra para asistir a cursos de cosmología en Oxford. La estancia en ese país se prolonga hasta 1952. Posteriormente se dedicó a la academia, principalmente en la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Casa de Bello. Pero no sólo enseñó de números: dictó desde 1972 a 1994, en la sala G108 del Departamento de Geología, clases de creación literaria. Generaciones de ingenieros desarrollaron su creatividad a partir de los desafíos del antipoeta.

En 1999 recibió la Medalla Rectoral de la Universidad de Chile, en la inauguración del año académico. En la instancia planteó: “No me explico señor rector / Las razones que pudo tener el jurado / Para asignarme a mí / Que soy el último de la lista / Una medalla de tantos quilates / Hay x lo menos una docena de candidatos / Que con razón se sienten postergados / El Juez de Letras que fue Don Andrés los absuelva / Yo por mi parte me querellaré / Contra quienes resulten responsables”.

Con motivo del centenario de su nacimiento, la Universidad de Chile y el gobierno, además de otras instituciones, organizaron una serie de actividades, entre ellas, lecturas ciudadanas, exposiciones y el “parrafraseo”, en el que el 5 de septiembre del 2014 al mediodía se leyó en diferentes puntos del país en forma simultánea “El hombre imaginario”.

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