Una importante labor tiene los Embajadores de Buena Voluntad de Unicef, quienes tiene la misión de promocionar y divulgar los derechos de los niños, niñas y adolescentes, generando movilización y conciencia social en torno al respeto que merece la infancia. Para ello, encabezan actividades de recaudación de fondos para los proyectos de este programa de la Organización de las Naciones Unidas. En Chile son dos las personalidades que cumplen este rol de embajadores: el ex futbolista Iván Zamorano y el actor Benjamín Vicuña.
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Es justo este último el que este 2018 cumple diez años trabajando junto a Unicef. Una responsabilidad que aceptó a pocos años de convertirse en padre por primera vez, algo que marcó su vida y que, según afirma Vicuña, “le di sentido a mi presente y a mi futuro, que ya no es solo, sino que con una huella que se proyecta en mis niños”.
Durante esta década, el protagonista de ficciones como “Un diablo con ángel” de TVN o “Prófugos” de HBO se convirtió en padre de dos niños más junto a su ex pareja y se ha convertido en “un puente entre el trabajo que hace Unicef y las personas” contándoles “lo importante que es cuidar y proteger a los niños; porque la infancia es la etapa más importante en la vida de una persona”.
¿Cómo evalúas tus primeros diez años como embajador de Unicef?
– He podido conocer las diferentes realidades que viven los niños en Chile y en otros países. Hice un documental en Haití y otro en Palestina, estuve en Uruguay y en los sectores más vulnerables de Argentina. Trabajar por los derechos de los niños y conocer esos derechos y profundizar en ellos ha sido una enseñanza para mí. Creo que es la forma de cambiar el futuro de los países. Hay que enfocarse en que todos los niños tengan acceso a educación de calidad, a la salud, a la cultura y que se les respete su derecho a vivir en familia. Esos son los pilares fundamentales en los que Unicef trabaja y me siento orgulloso de llevar esa bandera. Estoy totalmente agradecido de trabajar junto Unicef, lo vivo con orgullo y con mucha responsabilidad.
¿Sientes que ha habido cambios reales en las políticas públicas en pro de los niños?
– En este tiempo se han ido visibilizando diferentes temas que afectan la vida de los niños y se han tomado decisiones para mejorarlo como la extensión del postnatal, que también considera a los papás, la posibilidad que los padres puedan cuidar a sus hijos enfermos, la protección de los niños que han sido víctimas de abusos sexuales, las nuevas sanciones a la violencia en contra de los niños, incluso de aquella que parece algo cotidiano como el coscorrón. Pongo estos ejemplos, porque son temas que parece que antes no se veían y que estaban como naturalizados. La infancia debe ser siempre una prioridad para un país. En estas elecciones presidenciales pasó algo bien importante, la infancia estuvo presente en casi todos los programas de los candidatos y fue un tema del debate.
¿Cuáles consideras que han sido los hitos más importantes de tu primera década trabajando junto a Unicef?
– Hay una campaña que hicimos hace varios años que se llamaba “Un niño, una cama”, que se hizo cargo de un problema que nadie parecía ver, el hacinamiento en que viven muchos de niños de Chile. Fue una campaña maravillosa en los resultados, que tenía que ver con la dignidad de los niños, con reconocer su derecho al descanso y a su intimidad. Fue también una forma de protegerlos con abusos sexuales y garantizarles su derecho a soñar con un futuro mejor.
También hicimos para un Día del Niño, una marcha con grupo de niños y niñas por el centro de Santiago hasta La Moneda para difundir los derechos de los niños y para decirle a la sociedad y a las autoridades que el mejor regalo que podían recibir los niños en su día era garantizarles sus derechos para que tuvieran una vida mejor. Fue una actividad muy bonita e inolvidable.
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¿Cómo te gustaría que fuera la realidad de los niños chilenos en diez años más?
– Creo que hay dos desafíos que desde Unicef consideramos relevantes para los próximos años: apoyar a las familias en la crianza de sus hijos y eliminar toda forma de violencia hacia los niños.
En Chile, según la encuesta de Unicef sobre maltrato, 7 de cada 10 niños han sido víctimas de violencia en su propio hogar. Es una cifra muy alta, que habla de una sociedad violenta con sus niños. Esto no puede pasar en un país como Chile. Debemos terminar con todas las formar de violencia contra niños, niñas y adolescentes, porque la violencia siempre les deja una huella y es un obstáculo para su desarrollo.
Cuando nos referimos al apoyo de las familias, me refiero a que ser padre o madre no es fácil, nosotros seguimos los ejemplos de nuestras familias y así aprendemos. Pero si pensamos en una madre o padre que tiene que movilizarse durante dos ó tres horas diarias entre su trabajo y su casa, se dificultan las cosas para que pueda compartir con sus hijos, jugar, verlos crecer. Necesitamos políticas públicas que apoyen a las familias en la crianza de sus hijos. No hay que olvida que la familia es el mejor lugar para que los niños crezcan y se desarrollen.