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Pablo Illanes: “Armando Quiroga representa a muchos chilenos, peligrosamente”

La “cabeza” detrás de la exitosa nocturna de Mega analiza el fenómeno en que se ha convertido la historia dentro de Villa Ruiseñor y cuenta cuáles son sus tramas favoritas

“Cuando le conté a mis más cercanos que iba a hacer una teleserie de época, me dijeron, ‘¡por qué ahora!’, ‘¡va a ser un fracaso!’”, recuerda Pablo Illanes, la cabeza detrás de la exitosa teleserie “Perdona nuestros pecados”, que hoy estrena su segunda temporada.

Con un episodio final de su primera parte que registró un promedio de 32,6 puntos de rating y un peak de 34, según datos de Kantar Ibope, aquellos dichos, tal como los plantea el guionista, ahora son una anécdota que rodea a esta ficción, que se encamina a ser una de las más importantes de la historia de la televisión chilena y que, en cosa de tiempo, le quitará a “Lola” de Canal 13, el título de la más larga producción nacional que se ha emitido.

“Te mentiría si te dijera que ha sido fácil. Cuando ocurren estos fenómenos de audiencia, es imposible dejar a todo el mundo contento”, cuenta Illanes en conversación con Publimetro durante el lanzamiento de la segunda temporada. En medio de la celebración, la cabeza detrás de la historia de la familia Quiroga y Villa Ruiseñor es claro al asegurar que lo que se verá desde esta noche no es un alargue, ya que “hay un cierre, hay nuevos conflictos y es otro momento histórico”.

“Cuando haces una teleserie que abarca tanto tiempo, prácticamente una década, cada vez que hacemos un salto en el tiempo, hay que ir matando tramas y eso cuesta muchísismo. Eso ha sido lo más complejo”, explica y agrega: “Sigo pensando que es una teleserie muy punk”. Y cómo no, si pese a que está ambientada en las décadas de los años 50 y 60, su trama ha abordado y puesto en primer línea muchos más temas de nuestro país que cualquier teleserie contemporánea.

La figura de Armando Quiroga (Álvaro Rudolphy), la historia de Ángela Bulnes (Paola Volpato), el romance entre María Elsa (Mariana Di Girolamo) y el padre Reynaldo (Mario Horton) y la relación entre Mercedes Möller (Soledad Cruz) y Barbara (María José Bello) son algunos de los pilares centrales de un relato con el que la gente se ha vinculado y reconocido en distintos niveles.

“Yo le he dado hartas vueltas al tema. Desde gente que vivió la época, que son varios, hasta la gente que engancha mucho con el personaje de Armando Quiroga. Son muchos los que ven que él representa a muchos chilenos, peligrosamente. No creo que sea una buena señal, pero hay gente que se siente identificada y lo encuentran choro”, analiza Illanes sobre la conexión que ha tenido la historia con el público y añade: “Por otro lado, y aunque parezca raro, el romance sigue siendo un elemento muy importante en las teleseries chilenas y no hay que mirarlo en menos. Indepediente de que les guste o no la relación entre le padre Reynaldo y María Elsa, quieren saber si se van a quedar juntos. Sería muy ridículo desconocer esto y ser algo que no es”.

Y tal como la audiencia tiene sus preferidos, Illanes comparte cuáles son sus historias favoritas de la nocturna. “Me gustan todas, pero las que me ha costado más desarrollar con el equipo, han sido la de Ángela, la nueva Ángela, la que, a costalazos y por el destino, va aprendiendo un poco lo que es la voluntad, la generosidad y dejar su lado más mezquino. La otra es ‘Mechita’ con Bárbara, que hemos podido explorar un tema que no se ha explorado nunca. Que las mujeres gay tiene poca visibilidad en este país… No sólo en este país. Yo tengo tweets desde Filipinas. Ésta es la teleserie 16 que hago y nunca había llegado a esta señal de fanatismo, y creo que eso es una alerta de que algo está ocurriendo. Por eso me gusta mucho esa historia, ha sido muy bien desarrollada y visualmente es muy bonita ”.

Sobre lo que veremos en esta segunda temporada de “Perdona nuestros pecados”, Illanes le pone un subtítulo para explicar cómo se seguirá desarrollando la trama. “Se puede llamar ‘El gran castigo’, porque, en el fondo, se puede ver cómo este imperio construido a base de odio y violencia, se empieza a resquebrajar. Metafóricamente, con lo que pasa con el terremoto”, concluye.

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