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El día en que Nicolás López tuvo una “pelea a muerte” con su madre: “Tomé el termo, lo abrí y se lo di vuelta en la cara”

Hace un tiempo contó en un “manifiesto” algunas cosas de su vida.

Tras la publicación de revista Sábado, donde ocho mujeres denuncian acoso laboral y abuso sexual por parte del director nacional Nicolás López, La Tercera ha decido reflotar un antiguo «Manifiesto» del realizador publicado en el suplemento Reportajes del 10 de mayo de 2015.

En él, López habla de distintos temas y cuenta cuando se peleó con su madre siendo niño. «En 1995 me peleé a muerte con mi mamá», parte relatando, mencionando que le molestaba mucho que su madre le llevara almuerzo al colegio.

«Ella siempre me llevaba comida al colegio, pero yo quería ser parte de los cool que comían en el casino. Un día quedamos en que nunca más me llevaría termo. Acto seguido: mientras hacía la fila en el casino con mis compañeros, una auxiliar me dijo frente a todos que mi mamá me estaba esperando con termo a la entrada del colegio. Enojado, fui y le pregunté por qué me llevaba el termo y por qué me había mandado a buscar. Ella me dijo que le había dado pena no llevarme comida. Discutimos un rato, hasta que enfurecido tomé el termo, lo abrí y se lo di vuelta en la cara» relató, agregando que «le dije que me dejara tranquilo. Fue una cosa horrible. Ese mismo día me regaló Woody Allen en imágenes y palabras, que es un libro de fotos y frases de Woody Allen. Eso cambió mi vida. A los 12 estaba leyendo cosas de sexo, política, de cómo entender el amor. Mi mamá entendió que yo era más agudo nomás, y se lo agradezco. Ella siempre me apoya en todo».

Pero el director de «No estoy loca» y «Que pena tu vida» también habló de cómo es en la intimidad de sus relaciones amorosas.

«Soy extremadamente tierno, casi como un osito. Soy muy pareja de mis parejas. He tenido dos relaciones largas: una de dos años y medio, y otra de cinco años. Con ellas he sido muy cariñoso. A mí me interesa mucho la dinámica que se da entre hombre y mujer, y me interesa cada vez empezar a trabajar en esos temas que para mí terminan siendo propios. Es que soy muy, pero muy sensible; siento mucho, soy una esponjita de todo. Tengo que controlarlo, porque si te tomas todo en serio es brutal, sobre todo si estás en un negocio donde estás constantemente pidiéndole a la gente que te quiera», expresó.

 

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