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Augusto Góngora y Paulina Urrutia: el amor contra el alzheimer

El recordado periodista, responsable de la cultura de TVN, contó su lucha contra la enfermedad junto a su pareja

Este fin de semana, la revista Sábado contó en sus páginas cómo Augusto Gongora y Paulina Urrutia hacen frente al alzhéimer, enfermedad que le fue diagnosticada al periodista en 2014.

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El reconocido profesional, quien fue el responsable de la programación cultural de TVN durante 20 años, relató como ha sobrellevado la enfermedad , Augusto Góngora, fue diagnosticado de alzhéimer en 2014. Desde entonces él y su pareja, Paulina Urrutia, enfrentan los efectos de una enfermedad. «He aprendido a pasar piola”, contó en el reportaje.

La primera advertencia vino cuando una noche Gongora «regresó a su casa con un topón en el auto y no se acordaba de cómo eso había pasado», contó Urrutia, quien definió a su pareja como una persona olvidadiza.

Pero tras distintas situaciones en las que el periodista evidenciaba problemas del memoria, la pareja decidió ir a doctor y a fines del 2014 fue diagnósticado con alzhéimer. “Lloré y lloré. El día que me dijeron que tenía esta enfermedad, salí de la consulta y lo único que hice fue llorar”, recordó Augusto Góngora respecto a ese día.

«En Chile este tema es súper complejo, porque cuando una pesona la diagnostican, es como que le ponen una lápida», dijo Urrutia. «Augusto al principio tenía muchos pudores, sentía que lo iban a mirar mal. Tenía mucha pena por no poder trabajar. Y eso le provocaba mucha angustia. Al principio, no quiso hablar con nadie, ni siquiera con sus hijos», agregó.

Entre las consecuencias que ha tenido el alzhéimer en el periodista, la ex ministra recordó que un día en particular. Urrutia lo encontró en su pieza llorando, por lo que le preguntó qué le pasaba. «Se demoró en contestarme, pero cuando ya pudo hablar me dijo: no puedo leer».

En agosto de 2016, Augusto Gongora volvió a TVN, luego de que la ex presidenta Michelle Bachelet enviara su nombre junto al de tres directores más, los que fueron aprobados por el Congreso. En aquel tiempo, «nadie sabía de su enfermedad, estaba muy incipiente», contó Urrutia. Peor un año después, tuvo que renunciar por motivos de salud.

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