A Gianluca le tomó dos años poder lanzar su mixtape definitivo en forma de un disco que lograra representar todo aquello que su música busca abarcar: dolor, tristeza, rabia, amor y toneladas de clonazepam.
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Para el joven capitalino de 21 años, el trap es una música capaz de conjugar todos los elementos distintos que le ofrezca la vida y mezclarlos en canciones construidas a base de beats hiphoperos y letras similares al indie y el emo de los 90. “No me gustan los clichés”, canta Gianluca en “Morir a tu lado”, una de las pistas de su más reciente registro que samplea a la clásica “There is a light that never goes out” de The Smiths.
“Tiene que ver con una mezcla de sonidos, siempre me han gustado distintos géneros. Nunca me he cerrado a hacer sólo trap. ‘G Love’ es una búsqueda de un sonido más propio”, dice el músico sobre el compilado de 14 canciones de la cual se distinguen influencias propias de artistas anglo, como el aplaudido Post Malone o el recientemente fallecido Lil Peep.
Gianluca pertenece a una nueva camada de músicos que busca romper el estereotipo exitista y casi bufonesco que ha generado el rap desde sus inicios en los suburbios estadounidenses el siglo pasado, alejándose del sexismo, las armas y las pandillas.
En este ambiente es que crecen también cantantes como Nicole ZC, que con 24 años decidió renunciar a un trabajo estable y cualquier expectativa de una vida “normal” y dedicarse a la música. Actualmente prepara su disco debut “Love’s”, y que, según ella es “una forma de cerrar etapas para abrir otras nuevas”.
Para Nicole escalar en la música ha sido particularmente difícil, no sólo por todas las complejidades que ya involucra tratar de emerger como artista en Chile, sino que también por el sólo hecho de ser mujer.
“Yo tenía todas las ganas y las iniciativas para este proyecto y tú buscas alguien que te ayude, ¿cachái? Y hay gente que se te acerca, o por que te encuentra bonita o porque quiere algo más. Una vez fui a la casa de un productor y me estaba mostrando su trabajo cuando de la nada se me tira y yo le digo ‘qué onda, qué te pasa’, y me dice ‘ah, es que yo pensé que queríai otra cosa’. Yo tenía 17 años y esa fue la primera de varias veces”, cuenta.
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Aún cuando la carrera de Nicole es incipiente las puertas se les han estado abriendo de un modo inesperado. Por ejemplo, fue la encargada de abrir el show de Moral Distraída en el Club Chocolate hace unas semanas. También colaboró en el último disco de Denisse Rosenthal.
Pero sin duda, quien hasta el momento ha logrado escalar más arriba es el más joven de este grupo. A los 20 años y tras haber ganado una serie de batallas de freestyle, Drefquila firmó un contrato con la disquera multinacional, Warner Music, con la que proyecta una carrera mundial.
“Firmar con Warner habla del nivel con el que estamos trabajando. De todos los artistas locales que podrían haber firmado, firmé yo”, dice el artista nacido en el Valle del Elqui, que en octubre será parte del Andes Fest.
Sin embargo, pese a sus avances, Drefquila asegura que el trap y la música urbana no tienen un verdadero éxito en el país.
“No hay muchos artistas con una carrera consagrada y que compitan con otros músicos codo a codo. No sé qué tanto éxito será en verdad. Creo que recién está explotando. Es una música en pañales y que se debe gracias a esta nueva ola”, explica el cantautor.
