Isabel Allende, galardonada con un Premio Nacional del Libro estadounidense, no encuentra motivos para hablar de su legado.
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«Creo que legado es una palabra muy masculina”, dijo la autora chilena de “La casa de los espíritus” y otras novelas a The Associated Press en una entrevista telefónica reciente. “No creo que las mujeres piensen mucho en términos de legado. Somos más prácticas y sabemos que las tendencias no duran mucho. La gente y las cosas se olvidan. Simplemente estoy muy contenta de tener tantos lectores ahora”.
La Fundación Nacional del Libro anunció el jueves que Allende recibirá una medalla por su “distinguida contribución a las letras estadounidenses”. La escritora nacida en Perú es la primera de lengua española que reciba el reconocimiento y la primera nacida fuera de Estados Unidos desde Saul Bellow (quien lo recibió en 1990). En años anteriores el honor ha sido otorgado a autores como Toni Morrison, Arthur Miller y Joan Didion.
“A través de narraciones poderosas creadas con destreza, Allende eleva las historias y las vidas de las mujeres. Nunca es condescendiente con sus lectores ni simplifica las experiencias de los personajes”, dijo en un comunicado Lisa Lucas, directora ejecutiva de la fundación. “La obra de Allende es una prueba de que la excelencia artística y la viabilidad económica no son conceptos excluyentes, y que las historias sobre mujeres escritas por mujeres no son solo un buen negocio, sino que representan contribuciones esenciales para el paisaje literario”.
El autor mexicano-estadounidense Luis Alberto Urrea, conocido por el libro de investigación sobre la frontera “The Devil’s Highway», le entregará a Allende la medalla en la gala benéfica del Premio Nacional del Libro en Manhattan. La ceremonia del 14 de noviembre también incluirá a Doron Weber de la Fundación Alfred P. Sloan, quien recibirá un premio por el largo historial de la fundación como una organización que apoya a escritores.
Allende, de 76 años, es una de las autoras de lengua española más populares del mundo, con ventas que superan los 60 millones de ejemplares. Conocida por sus narrativas multigeneracionales y su estilo con realismo mágico, ve su vida definida por “el amor y la violencia”. Entreteje temas personales y políticos en sus historias, las cuales se desarrollan por todas partes, de Chile a la zona de la Bahía de San Francisco, donde ha vivido desde la década de 1980. Ha sido traducida a más de 30 idiomas y muchas de sus obras se han adaptado a óperas, obras de teatro y otros medios, incluyendo una versión en cine de «La casa de los espíritus” con Meryl Streep, Glenn Close y Jeremy Irons. Entre otros honores, recibió la Medalla Presidencial de la Libertad en 2014, y dos años más tarde un premio a la trayectoria del PEN Center Estados Unidos.
Ha escrito más de 20 libros, aun cuando el primero no se publicó sino hasta que cumplió 40 años. Nacida en Perú, vivió en Bolivia y Beirut cuando era niña antes de mudarse a Chile, donde su padrastro trabajaba como diplomático. Allende era prima del presidente chileno Salvador Allende y escapó a Venezuela después que éste fue derrocado en un golpe militar en 1973. Isabel Allende trabajó como columnista para el diario venezolano El Nacional por varios años antes de que una crisis familiar cambiara su vida: su abuelo estaba muriendo y Allende comenzó a trabajar en una carta “espiritual” para él que se convirtió en “La casa de los espíritus”, publicada en 1982 luego que numerosas editoriales la rechazaron.
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Sus libros incluyen «Eva Luna», “Cuentos de Eva Luna”, “De amor y de sombra” y “La isla bajo el mar”, entre otros. Allende ha visto por años su obra de ficción como una forma de preservar la historia y actualmente está trabajando en una novela inspirada en un acto de heroísmo del poeta chileno Pablo Neruda durante la Guerra Civil española en la década de 1930. Miles escapaban de España y Neruda organizó que un barco se llevara algunos a Sudamérica. Uno de los sobrevivientes, que hoy tiene más de 100 años, es amigo de la escritora.
«Siento que soy capaz de tener el color, el sentido y el sentimiento de la época”, dijo al comparar la historia con la narración de “La isla bajo el mar”, que se desarrolla en parte a finales del siglo XVIII. “’La isla bajo el mar’ requirió años de investigación. No podía hablar con nadie que hubiera vivido la experiencia. Tuve que depender de libros y cartas. … Para mí esta (novela) es historia reciente, porque conozco a alguien que sigue vivo. Puedo hacerme una idea y tocarla de maneras que no puedo con el pasado remoto”.