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Del banderazo de Piñera al del gran McCartney: gracias sir Paul, por tan emocionante y equivocado saludo a la bandera…

Si el Presidente Piñera le dibujò una banderita escolar a Donald Trump, por qué uno de Los Beatles inmortales no podìa honrarnos con un banderazo inesperado luego de su último concierto en Estados Unidos.

Hace 50 años, probablemente, el gesto de Paul McCartney no habría sido considerado más que otra aplaudida y mediática transgresión de Los Beatles en su momento de esplendor mundial.

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Sin embargo, con 75 años a la espalda y una formidable carrera inmune a esos despistes, el episodio del sábado en el Festival ACL de Austin (Texas) se remite al ámbito de la anécdota graciosa que ni siquiera alcanza a ruborizar al protagonista ni los asistentes al masivo concierto.

Ya culminaba otro exitoso show del astro cuando llamó al escenario a su gente para agradecer y, como estaba previsto, algunos de sus músicos desplegaron grandes banderas: la de Estados Unidos, la de Gran Bretaña, el emblema Lgbt y otra que detonó inmediatos gestos de asombro.

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Y es que allí, de improviso, también flameó la bandera de Chile, de puro intrusa, porque la intencion fue emocionar a los texanos con su pabellón ni tan similar -claro- al nuestro.

En rigor, algunas risas y más aplausos despidieron al gran Paul, sir Paul McCartney, quien luego de musicalizar nuestras vidas con himnos tan notables como Let it be, Eleanor Rigby, Michelle, Hey Jude, Get Back, Penny Lane y Yesterday, entre tantas más, merece la indulgencia absoluta. Y nuestra eterna gratitud por ese emocionante -y equivocado- saludo a la bandera…

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