Fue hace 50 años en la tierra de Quilpué, “la ciudad del sol” como le llaman, a 30 minutos de la costa viñamarina, en que se formó el conjunto musical Congreso.
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Si se hace una mirada retrospectiva sobre la carrera de la banda no sólo se puede rescatar una discografía de estudio de 17 álbumes de estudio, cuatro discos en vivo y una veintena de premios que les otorgan la categoría de “consagrados”; también se puede apreciar a un puñado de músicos que ha subsistido a los más variados embates que puede ofrecer la vida: crisis económicas, golpes militares, dictaduras, democracias, muertes, peleas, victorias y fracasos.
Su vocalista Francisco “Pancho” Sazo lo sabe y cuándo se le pregunta a qué se debe la perseverancia de la banda lo deja en claro: “Sin mis compañeros no habría sido posible”.
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En conversación con Publimetro, el artista y profesor de filosofía reflexiona sobre la trayectoria del conjunto que co-fundó en 1969, algo que considera «una verdadera aventura”, destacando que, desde sus inicios, “Congreso nunca ha cesado”, aún cuando entre 1980 y 1986 sí lo hizo él.
¿Cuál es el disco que lo deja más conforme de la trayectoria del grupo?
“Pájaro de arcilla”. Creo que el hecho de que yo no haya estado durante ese disco me da la moral para poder decirlo. Ahí Congreso descubrió su estilo y los músicos que conformaban la banda alcanzaron unas cimas muy importantes. Todo lo que vino después, lo que se hizo con Joe Vasconcellos, es muy bueno. Uno nunca puede preferir un hijo sobre otro, pero creo que ese disco es un hito no sólo para la banda, sino que para la música latinoamericana. Sentó las bases para la música fusión y no sólo la música popular.
¿Ve capaz a Congreso de asumir sonidos actuales?
Yo creo que sí. Nosotros vivimos plenamente nuestra actualidad. Ahora, obviamente hay preferencias. Es menos complejo para nosotros meternos en formas como el bolero, el vals peruano, incluso en cosas medias punk… Estamos muy alerta al espacio sonoro en el que nos movemos y el que nos motiva. No le tenemos miedo a una actualidad electrónica, o de música serial, por decir algo.
¿Que opina de la música chilena de hoy?
Hay grandes cosas. Las mujeres están haciendo una música tremenda. La Mon Laferte, todo lo que hay en ese espacio, que yo diría que es una música más bien mestiza. Lo que está haciendo Gepe con el pop, por ejemplo, Nano Stern… Y dejo mucha gente afuera porque se me olvida, pero lo encuentro genial. Es un momento muy especial para la música nacional.
¿No tiene prejuicios con ciertos géneros?
Yo creo que o hay que tener complejos y hay que abrir todas las puertas, asomarse por las ventanas, levantar las sábanas y observar. Uno tiene que ser un amante de la música, de todas las músicas. Eso no quita que uno pueda tener preferencias, pero decir que uno es mejor que el otro… No.
¿Ni el reggaetón?
Al reggaetón yo le cambiaría las letras. El ritmo es fantástico. Todos esos tipos de ritmos son muy contagiosos, pero a las letras yo creo que les falta un Juan Luis Guerra, que él tomó el merengue y lo cambió. Lo mismo el trap. Pero está bien, es una apreciación de viejo marinero no más. El rap, por ejemplo, en todas sus formas es maravilloso. Son verdaderos poetas.