Adorado en muchos hogares chilenos, Jorge Zabaleta remite automáticamente a galanes divertidos, buenos y un tanto socarrones. Algo que va a cambiar radicalmente con Juegos de poder, la teleserie de Mega que se estrena próximamente, donde encarnará a Aníbal Ramos, un fiscal obsesionado con descubrir a los responsables del atropello que afectó a dos hermanos universitarios, donde uno de ellos perdió la vida.
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El drama nocturno, que lo tendrá como antagonista de Álvaro Rudolphy, se meterá en el oscuro mundo de la política, la justicia y, cómo no, en los tensos juegos de poder que surgen en torno a ellos.
Preparándose para encarnar a Aníbal Ramos, un personaje de potentes afanes, se ha aproximado al submundo de la justicia chilena. “Es muy turbio a veces. Hay muchas cosas que uno no se imagina. Además, es una teleserie que va a tocar puntos importantes del acontecer nacional. Va a reflejar un poco lo que existe y que no vemos, lo que nosotros sabemos es un resultado ya muy intervenido, en relación con la realidad de fondo”.
Podría ser un prejuicio basado en sus personajes, pensar que a Jorge le gusta reírse, conversar, soltar bromas con liviandad. Pero es cierto, el galán, que ya cumple dos décadas en la televisión, se conecta de manera inmediata con el humor, algo que le ha costado a la hora de preparar a este hombre agobiado, que se pasea siempre con un montón de causas bajo el brazo, rumiándolas y dándole vueltas dentro de su cabeza.
Llevabas un tiempo más concentrado en la comedia. ¿Es difícil hacer un personaje así?
Me gusta mucho la comedia, me entretiene demasiado. Con la comedia es más fácil conectarse, es una energía conocida. Tienes que ser muy amargo para no conectar con el humor. Éste es un personaje que me ha chupado la energía, acá tengo que enchufarme con una energía mucho más oscura, y eso, inevitablemente, me ha afectado harto en mi vida diaria.
¿Cómo lo haces para lidiar con eso?
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Es que eso es lo lindo de esto: que hay que vivirlo. Y yo lo vivo feliz. Nunca he querido tomar pastillas, antidepresivos. Me gusta vivirme mis procesos, quiero entenderlos, saber qué se siente. Así lo he pasado mal en algunas situaciones, con penas o qué sé yo, pero de verdad me gusta entender mi cuerpo, saber cómo salir.
¿Has ido a terapia alguna vez?
He ido. Lo he intentado, pero duro una sesión. Me vivo las crisis y salgo fortalecido. Este personaje significa eso, entenderlo, vivirlo. Me gusta meterme en la sicología de los personajes, entender qué vive cuando llega a su casa solo, conviviendo con la muerte, con el lugar del crimen. Meterte en la mente criminal. Estás lidiando con lo más fuerte de la sociedad.
¿Es el personaje más denso que te ha tocado?
Sí. No sé si eso se refleje en pantalla, pero en el proceso sí. Está en contacto con todo lo terrible que pasa en Chile. Cuando hay un baleo, asesinato, lo llaman. He estado conversando con varios fiscales que llevan una vida súper dura, tienen que andar con protección ellos y sus familias. Esa realidad tan fuerte es la que me ayuda a armar el personaje. Pero igual me saco la presión de tener que ser el mejor actor, de hacer un súper personaje.
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Con la adrenalina arriba
Los tiempos están cambiando y, si existe un espacio que ha sentido los embates de las transformaciones tecnológicas, es la televisión. Para Jorge, esos cambios, aunque traen consigo muchas bajas, también dan la oportunidad de mirar con otros ojos la industria, incluyendo nuevos puestos de trabajo para quienes, por ejemplo, se concentren en generar contenido exclusivo para redes sociales, uno de los pilares que hoy sostiene la industria.
Piensa que es deber del Estado financiar un canal público. “Creo que hay mucha gente dispuesta a trabajar, por bastante menos sueldo, por aportar al país. Quizás es una idea muy romántica que tengo, pero creo que se puede hacer una televisión púbica entretenida, donde los niños puedan aprender. Por ejemplo, como lo hizo Discovery, transformando la cultura y la historia en algo entretenido”, reflexiona.
Lo han tachado de díscolo. Con una historia familiar marcada a nivel mediático por la participación de su padre en la franja del “Sí”, en la campaña para mantener la dictadura de Pinochet, Jorge ha dicho en otros medios que no es un tema fácil y que por años ha tenido que responder preguntas al respecto. Para él, su padre merece un monumento por haberlo aguantado haciendo siempre el camino al revés. “Me dejó vivir mis procesos, porque, aunque era rebelde, siempre hacía algo. No me quedaba en la casa o iba a fumar a la esquina. Siempre he tenido una personalidad inquieta, tanto que me gustaría a veces descansar un poco de mí mismo”, confiesa.
“En el colegio me aburría profundamente, cualquier espacio cerrado donde me tuvieran, donde no me dejaran volar, me hacía rebelarme. La educación en este país es demasiado anticuada. Me da mucha pena”.
¿Cómo es criar hijos con esas ideas y cómo las aplicas en lo cotidiano?
Obviamente, mis hijos se tienen que someter a un sistema escolar, que, dentro de lo que les puedo dar, es lo más libre. Quiero que les fomenten sus habilidades. Tengo un hijo estudiando Literatura, mi hija seguramente va a estudiar Música. Los apoyo en eso, les he mostrado muchas cosas, los llevo a viajar. Son niños que tienen pocos años, pero ya conocen mucho.
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“SIEMPRE HE SIDO RESPETUOSO”
“Creo que tiene que cambiar el sistema educacional completo en Chile. Cuando se habla de gratuidad en la universidad, estoy de acuerdo. Las familias no pueden quedar endeudadas, porque sus hijos quieren ser profesionales. Pero siento que el foco debe estar en la enseñanza básica. Tienen que llegar a sus casas y sentir que han aprendido algo”.
Es crítico con la meritocracia. La idea de que el éxito en pruebas estandarizadas deba ser el parámetro para entregar una educación de calidad a niños y niñas. “Siento que en un curso de cuarenta, sólo cuatro cumplen con eso. ¿Qué pasa con el resto?”, pregunta.
Te has declarado feminista. ¿Por qué te pareció importante hacerlo?
La persona que sostuvo mi familia por mucho tiempo fue mi mamá. Crecí en una familia donde la mamá era un pilar fundamental en todo. De repente, cuando llegaba a casas de amigos y las mamás no trabajaban, lo encontraba súper raro. Los niños no son un impedimento o justificación para que las mujeres no crezcan.
Pero lo que pasa ahora es que las mujeres trabajan y se siguen haciendo cargo de las tareas de cuidado y del hogar. Es la doble o triple jornada laboral.
Es que ése es un cambio cultural que tiene que ocurrir, pero vamos para allá. Nosotros somos latinos. En México o Colombia es peor.
Dicen que la masculinidad está cambiando. ¿Qué cambios ves en la generación de tu papá, la tuya y la de tu hijo?
Tengo una relación muy distinta, más cercana. Yo hago cosas en mi casa. Mi papá igual hacía cosas en la casa, los roles eran compartidos, pero me refiero a la imagen del papá súper potente. Un señor que llegaba a la casa y tenía que estar todo listo. Un poco como el modelo de los abuelos. Estas nuevas generaciones se han liberado un poco del modelo que hay salir de la universidad, casarse, tener una casa. Están pensando en otras cosas. En la generación de mis hijos no se va a cuestionar a una mujer si no quiere ser mamá, cosa que sí pasa hoy.
¿Cuál es tu opinión sobre el aborto?
Estoy a favor del aborto en tres causales, pero no sé si estoy a favor del aborto libre.
¿Por qué?
Tal vez, porque culturalmente soy más viejo.
Te lo pregunto porque el año pasado las integrantes de la Red de Actrices Chilenas se organizaron y una de sus primeras iniciativas fue salir a marchar por el aborto libre.
Es que pienso qué haría yo si mi hija o a mi mujer sufrieran un ataque sexual. No lo dudaría un segundo. O si está en riesgo su vida, también opto por ella. Pero si me pegué un carrete de una noche, me di cuenta de que tengo tres meses de embarazo, no sé si estoy de acuerdo con eso.
Entonces, ¿la maternidad es un castigo?
Pero sí hay opciones, se puede dar en adopción.
En Chile igual eso es difícil, las instituciones no funcionan bien.
El problema no es dar tu guagua en adopción, es cómo funciona el aparato. No por eso voy a apoyar el aborto libre. Es difícil meterse en ese tema, pero no estoy de acuerdo con el aborto libre.
El año pasado empezaron las denuncias de acoso sexual, de abuso de poder, en la tele y en cine…
Son cosas que hay que erradicar. Qué bueno que se hayan sabido, que salgan a la luz y que se denuncien. Me muero que a mi hija un hueón la trate de abusar por conseguir un trabajo. O que en su mismo trabajo ella vea afectado su talento y su vida por un tipo que le pide cosas a cambio. Siempre he sido súper respetuoso. Igual hay cosas que uno hace o hacía y te das cuenta ahora que no, como el chiste, la talla. Ha sido parte de nuestra cultura, por lo mismo, estamos todos aprendiendo.
¿Ahora te fijas en cosas que no te fijabas antes?
Trato de ser más cuidadoso, incluso con las bromas que llegan por internet. Participo en varios grupos y muchas veces les respondo “oye, eso no es gracioso, no es divertido, no corresponde”. Ellos me dicen: “ay, pero cómo”. Les digo que, si quieren hacer algo, no me lo manden a mí o me saquen del chat. Nos corresponde a todos educar a nuestro entorno en lo que significa.
Los 50
A punto de cumplir 50 años, Jorge concretó uno de sus sueños al inaugurar Desértica, un hotel ubicado en San Pedro de Atacama, lugar que hoy identifica como su oasis. Pensado como un proyecto respetuoso con el entorno, se demoró cuatro años en concretarlo y hoy disfruta ser anfitrión, conversar con los turistas y cuidar cada uno de los detalles.
“Mi base está en San Pedro y en mi casa. Siempre en mi casa. También me gusta mucho viajar, caminar, descubrir. Camino y descubro. Me gusta mucho viajar, viajo con mis cabros siempre, recorremos mucho por tierra. Llegamos a un lugar y empezamos a caminar. Tomamos el metro, la micro”.
Cosas que acá no haces con facilidad, me imagino.
Hay hartas cosas que me ha tocado dejar de hacer y que me dan ene lata.
¿Cómo qué?
Ir al persa Biobío. Igual uno se pone así, sale cada vez menos. A lo mejor es una estupidez mía y no pasaría nada, pero gozo mucho cuando viajo, puedo caminar. Todo eso nuevo me entretiene. Y siempre viajamos aperrados, no vamos a hoteles. Buscamos lugares chiquititos o piezas por Airbnb.
Estás a punto de cumplir 50. ¿Los años suman o te dan nervio?
Creo que hay una pequeña crisis, porque estás pasando a otra etapa. Es como cuando uno abandona la niñez y entra a la adolescencia. Ahora estoy soltando cosas, entre esas, la juventud. De los 40 a los 50 no es lo mismo que de los 50 a los 60. Son diez años totalmente diferentes. Pero me pasa que no volvería atrás por ningún motivo.
Créditos Ropa:
Polera, Mango man
Jeans, Pepe Jeans en Ripley
Polera, Dockers en Falabella