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Josefina Fiebelkorn, actriz de “Río Oscuro”, se confiesa: “En mi vida también tuve mis abusos”

Intensa, talentosa y un poco rebelde. Así es la actriz que actualmente interpreta a Adela en Río Oscuro, la serie nocturna de Canal 13, papel que reconoce como uno de los más complejos que ha interpretado. “Me acerco a los personajes a través de mi historia y desde la sicología”, reflexiona.

Debutó hace seis años en la televisión, y por estos días le da vida a Adela Echeverría en Río Oscuro, de Canal 13, una veinteañera que mantiene un romance oculto con uno de los trabajadores del campo de su padre. Se trata de una joven insegura y llena de miedos, producto de su extraña situación familiar y los abusos de su padre (Julio Milostich), un hombre poderoso, seductor y siniestro. Debe estar siempre alerta y escondiéndose de todos para poder ver a Eugenio (Yohan Aguiar), de quien está perdidamente enamorada. “Este personaje ha sido particularmente difícil de construir, porque sufre mucho y está detrás de la historia de amor de la teleserie”, asegura.

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Pero la joven de 30 años no sólo destaca por su talento actoral, sino que también es dueña de una gran voz, que la llevó a personificar a Campanita en el musical Peter Pan en 2015. Hoy, está empezando a tocar ukelele y dice que más adelante quiere aprender a tocar guitarra. Le gusta estar constantemente conociendo cosas nuevas, se considera autoexigente, incluso, un tanto intensa, característica que heredó de su mamá, una mujer que vive apasionadamente. “Siempre le digo que pare, que se calme, y después me doy cuenta que soy igual que ella”, dice entre risas.

En el ámbito amoroso, Josefina mantiene una relación hace más de siete años con el actor Jorge Arecheta, con quien comparte el gusto por la música y dedica momentos para componer. Reconoce que él también la ayuda a despejar la mente de lo laboral, cuando llega a la casa pensando en las escenas, que según ella, no quedaron buenas. “Somos muy distintos y por eso creo que nos llevamos tan bien”, explica. Además, confiesa que es llevada a sus ideas y también un poco rebelde. “Tengo que estar con el pelo tomado y ya quiero estar con el pelo suelto; tengo que estar con vestido y ya quiero pantalones”, cuenta.

Josefina Fiebelkorn

¿Cómo construyes tus personajes?

Trato de escribir sobre las cosas que me parecen interesantes para armarlo, como una especie de biblia, y también leo mucho. Adela, en Río Oscuro, tiene una relación muy difícil con sus papás y una abuela que es una locura, está deschavetada. Me acerco a los personajes a través de mi historia y desde la sicología, viendo de qué manera se va a relacionar con los otros. Siento que eso me da calma, porque saber cómo es su personalidad me permite liberarme más. También es bueno dejar que se contradiga, porque a veces uno es muy rígido en la construcción y las personas no somos así.

¿Por qué dices que este papel ha sido más difícil?

Porque trato de crearlo desde mis vivencias, entonces me he conectado con un lugar de mi adolescencia más sufrido, donde hubo más drama. Al principio se me cerraba mucho la garganta, se me han inflamado un par de veces los ganglios, y esto se me manifiesta, porque hay una dificultad de comunicar esas emociones. He tenido que ser bien hábil para dejar eso guardado y usarlo sólo a ratos.

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¿Siempre conectas tus personajes con tu historia?

Sí, quizás me abuso un poco en ese sentido, trato de buscar en mí dónde podría existir ese ser, porque también creo que es una manera más genuina de acercarse. Cada personaje abre algo en mí, como una posibilidad.

Josefina Fiebelkorn

¿Y cómo lo haces para salir de ahí y seguir con tu vida normal?

He ido desarrollando técnicas, como, por ejemplo, volver en bicicleta a mi casa. Respirar, agitarme, estar pendiente de los autos y la calle me ayuda a cambiar el switch. Hago harto deporte también, y siempre me estoy haciendo algún tipo de terapia. Me interesa el mundo de las personalidades. No sé por qué no estudié sicología, me encanta. Siento que los personajes llegan para revelarnos algo. De a poco me he ido sensibilizando más con la pega del actor, que es súper heavy: tener el corazón abierto para ponerte a llorar y sufrir. El cuerpo se va llenando de información y contaminación. Hay que ser súper mateo y saber cuidarse.

Te reconoces como una persona autoexigente…

Sí, y también siento que si gozo esto, la gente también lo va a gozar. Me importa hacer mi pega lo mejor posible y seguir creciendo como actriz. Me lo tomo como un viaje, porque existen personajes que te abren mundos. Ahora que estoy haciendo a una niña más chica y más inmadura, revivo un poco mi adolescencia. Las mujeres siempre hemos vivido algún tipo de abuso, e interpretarlo ha sido bien intenso. De repente he tenido que darme unos baños de tina para calmarme. Soy súper intensa, me gusta tomármelo así.

Josefina Fiebelkorn

¿Qué cosas te ayudan a relajarte?

Me gusta cantar y los instrumentos en general. La música es un lenguaje en el que siempre me voy a sentir cómoda. Aprendí a tocar piano muy chica, entonces desarrollé mucho oído. Cuando estoy muy estresada, me gusta sentarme y tocar ukelele, o conectar mis maquinitas y cantar. Con mi pareja estamos haciendo música, entonces de repente me siento a escribir letras. Me calma estar fuera del celular, alejarme de los computadores, de ese mundo de la imagen, y tratar de conectarme más para adentro. Me gusta tejer, leer, prender una velita, y generarme estos escenarios de calma.

Decías que tu pareja también te ayuda…

A veces llego frustrada diciendo que algunas escenas no me quedaron tan bien y él me dice: “Jose, está bien, de verdad que está bien”. Yo no podría estar con alguien como yo, me muero. Los panoramas con él son siempre un placer, nos reímos harto. Hay que ser muy consciente de que la pega de actor trae desequilibrio. Nos hemos sabido proteger, cuando estamos muy desconectados nos volvemos a conectar y conversamos. Cada cierto tiempo, volvemos a darle vida a nuestra relación.

¿Qué crees que piensa la gente de ti?

¡No tengo idea! (ríe). La imagen pública de las personas no siempre tiene que ver con lo que son. Tengo opinión de distintas cosas, pero encuentro que las redes sociales no son el lugar para decir lo que pienso, porque hay mucha agresividad, y no soy así. En ese sentido, no me identifican esas manifestaciones de opinión, por eso, quizás, no me he podido mostrar bien. Sentarme a conversar, para mí, sería lo ideal.

Josefina Fiebelkorn

¿Y cómo te gustaría que te reconocieran?

Como una actriz trabajadora y comprometida. Creo más en los éxitos que se construyen con el tiempo que los de la noche a la mañana. Si me visualizo como vieja, me gustaría tener un trabajo que me respalde en vez de tener que decir: “¿Sabes quién soy yo?”. Sería bacán que mi trabajo hablara por mí, en vez de tener que defenderlo. Siempre me he apasionado mucho por las cosas que hago y las personas que han estado conmigo lo saben. Igual soy media rebelde. Mis compañeras de la teleserie me dicen que no me conformo con nada, o con pocas cosas, trato siempre de ir más allá.

¿A qué te refieres cuando dices que eres rebelde?

Siempre llevo la contra un poco, pero siento que ese es mi motor. No me gusta cuando hay rutinas, cuando algo se da por hecho, prefiero que las cosas se vuelvan a pensar. Me parece interesante repensar las cosas estúpidas u obvias y volver a resignificarlas.

¿Te sientes parte del movimiento feminista?

Estoy muy de acuerdo. Es un momento en el que se está destapando todo, y ha tenido una respuesta con cierta agresividad de parte de algunos hombres y mujeres. Estalló la bomba y eso trae consigo esta fuerza que a veces es un poco agresiva, y no me siento parte de eso.

Josefina Fiebelkorn

No te gusta la violencia…

Creo que las vivencias de algunas mujeres hacen que la violencia sea necesaria, que sea un recurso. En mi vida también tuve mis abusos, pero no estoy de acuerdo con devolverlo con violencia. Sí soy consciente de que tenemos que vivir esto y que de a poco se va a ir regulando y se va a convertir en algo sostenible en el tiempo. Todavía me sigo bloqueando cuando me pasa algo que atenta contra mis derechos. Me cuesta decir “oye, ¿qué onda? ¡No!”. Todo sucede más en mi cabeza. Personalmente, estoy en ese tránsito, de entender que no me tengo que callar, decir cuando algo me molesta. Pienso en todas las cosas que tuvo que vivir mi mamá, o que tuvo que callar mi abuela. Es una lucha que ellas iniciaron y me siento muy afortunada de ser de la generación que está viendo el cambio.

¿Tu mamá te inculcó estos principios?

Es una mujer muy luchadora, sacó adelante a sus tres hijos y nunca tuvo que depender de mi papá. Existen aristas del feminismo que hoy recién se empiezan a hablar y que yo estoy acostumbrada. Aunque ella sea bastante conservadora, es súper feminista. Si hay una mujer power, ésa es mi mamá. Toda esta rebeldía que tengo es de ella. Me ha inspirado mucho, y también a veces nos enfrentamos. Nuestra batalla contra el machismo partió bien chica. Ella me decía: “Tú nunca vas a necesitar a un hombre para ser feliz. Si tú eres mamá, debes ser autosuficiente, tener trabajo y pedir respeto”. Siempre fui criada con ese discurso.

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