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¿Cómo se transmitió la llegada del hombre a la Luna en la televisión chilena?

600 millones de espectadores a nivel mundial fueron testigos de la Misión Apolo 11.

Tras cuatro angustiantes días, la tripulación comandada por Neil Armstrong logró pisar la superficie lunar. Una hazaña que, hasta última hora, pudo no ser transmitida en nuestro país.

Y es que en 1969, Chile aún «no estaba acostumbrado a vivir estos grandes acontecimientos a través de la televisión. Esta era una transmisión vía satélite que venía directo desde la Luna, lo que golpeó muy duro en la opinión pública», cuenta a Publimetro el comentarista deportivo Pedro Carcuro.

Por aquel entonces, la televisión chilena estaba en camino a su consolidación. Recordemos que sólo una década antes del alunizaje, la Universidad Católica logró iniciar oficialmente sus transmisiones diarias a través del Canal 2. Durante el mismo año, UCV finalizó sus pruebas experimentales y se tomó Canal 8 de Valparaíso. Mientras que la estación de la Universidad de Chile (actual CHV) hizo lo propio en noviembre de 1960.

Así, el 20 de julio de 1969 todos los canales universitarios realizaron una transmisión conjunta de la llegada del hombre a la Luna. TVN también se sumó al suceso, pero de manera experimental. Por otra parte, la previa estuvo a cargo de los directores de prensa de Canal 13, Canal 9 (CHV) y la naciente Televisión Nacional de Chile, quienes se unieron en un programa especial que comenzó a ser emitido en cadena, un par de horas al día, desde el primero de julio.

Por esos años, la única cámara de filmación con imágenes y sonido de Chile pertenecía a Canal 13. Y fue este mismo aparato el que viajó a Houston junto a Don Francisco (Mario Kreutzberger), José María de Navasal y el camarógrafo Manuel Labra, para una emisión especial de “Sábados Gigantes”.

La expectación era alta. Chile entero estaba rendido a este acontecimiento, aun cuando la televisión no tenía el alcance que tiene ahora. Ni la misma cantidad de televisores. Hoy en casi todos los hogares del país hay un televisor, pero hace cinco décadas este aparato era un producto bastante exclusivo, y para nada fácil de adquirir. De hecho, esa icónica jornada contó con un número no determinado de cafés, ubicados en Santiago Centro, que abrieron sus puertas y recibieron a quienes buscaban un espacio para ver el hito televisivo.

«Fue un golpe que nos abrió la mente a una tecnología nueva y muy distinta para nosotros. En 1969 éramos un país tercermundista que se abría a la tecnología con el desarrollo de la industria de la televisión, fue un golpe tremendo e (…) imborrable en la mente de cada uno de los que tuvimos la suerte de verlo «, destaca Carcuro, quien en ese tiempo tenía 24 años y recién empezaba a ejercer como periodista.

¿Cómo se transmitió?

Entel fundó la estación Longovilo en 1968. Un año después, le tocaba enfrentar la llegada del hombre a la Luna. Un hito que nadie en el país quería perderse y que a Chile llegaría vía satélite.

Por ello sus trabajadores se prepararon con anticipación para recibir la señal, pero algo falló. «No podíamos transmitirlo por el Atlántico porque no tenían cupo (…) Ni siquiera los ingenieros norteamericanos que trabajaban con nosotros creían que lo fuéramos a lograr», recuerda Andrés Bravari, uno de los ingenieros que participó en esta operación.

En consecuencia, y cómo buenos chilenos, hubo que buscar un plan B; redireccionar la antena hacia la señal de la Nasa, por sobre la cordillera de la Costa. Lo que entre otras cosas, implicó quitarle un tope para llegar a la altura correcta.

«El gobierno estaba muy interesado en que los chilenos vieran este programa. De hecho, nos autorizó a cortar todo el carrier internacional. Lo que para nosotros era un sacrilegio; la consigna de nuestro trabajo era ‘mantener a Chile conectado’, entonces cortar ese tráfico voluntariamente era casi un pecado. Pero nos autorizaron a hacerlo y finalmente cortamos a las 10 de la noche», destaca Bravari, quien era responsable de los equipos de TV y de recepción de bajo ruido en la estación.

«Lo vivimos con mucho nervio y con mucho entusiasmo. Pero en esta oportunidad, todas las cosas funcionaron. Lo habíamos hecho», agrega, pues a las 22:56 horas de aquel domingo, miles de televisores se encendieron para ser partícipes de este hito.

 

 

 

 

 

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