Ayer se emitió un nuevo capítulo de Contra viento y marea, el exitoso programa de Canal 13 que ayuda a parejas con dificultades a contraer matrimonio. El último episodio contó la historia de amor de Roberto y Lucila. Ambos tienen síndrome de Morquio. Ella mide 95 centímetros, mientras que él tiene un poco más de un metro de altura.
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La joven pareja se conoció hace tres años y llevan pololeando dos años y medio. Ahora, ellos se quieren casar. «Aunque seamos bajitos, nuestro amor es muy grande», sostienen. Él trabaja como guardia en un pub de Maipú. Ella lleva cinco meses sin encontrar trabajo. Lucía asegura que ha sido discriminada por su estatura, por lo que se le ha hecho difícil encontrar empleo.
La futura novia contó su historia a Francisco Saavedra, conductor del programa. Cuando tenía cinco meses su madre se la llevó donde un tío. Cuando cumplió un año, su papá y su abuelita la encontraron en las «peores condiciones», desnutrida y con parásitos en el estómago. Hasta los 18 años, ella se crió con su abuela.
Después de que falleció, Lucila estuvo un año y medio con depresión. Además, le prometió a su abuela que iba a encontrar a su hermano, de quien no sabe nada.
Roberto dice que se quiere casar con su novia «para no perderla». Cuando comenzaron los preparativos para la boda, aparecieron los problemas. La tía del novio, quien es como una madre para él, no está de acuerdo con la unión. Dice que dos personas de baja estatura no pueden estar juntos y que en un casa no pueden haber más de dos «enfermos».
La madre biológica de Lucila viajó desde Punta Arenas para asistir al matrimonio. Pero lo que más le importaba a la novia era saber el paradero de su hermano. Para esto, Pancho habló con ella. No obstante, Cecilia, la mamá, dice que no sabe dónde está, porque lo dio en adopción.
Po otro lado, las tías de Roberto siguen estando en desacuerdo con el matrimonio. «Él no está capacitado para vivir solo», asegura una de ellas. Lo que le dicen a su sobrino es para protegerlo, «con ninguna mala intención», señalan. Lucila les habló y, finalmente, terminaron aceptando ir a la boda. «Quiero que nos den una oportunidad para demostrarles que somos capaces», les dijo la joven.
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A pesar de las dificultades, la pareja logró concretar su propósito y se casaron. La novia se fue en limusina a la iglesia y contrajeron matrimonio. El equipo de Contra viento y marea le regaló a Lucila un curso de Office para que pueda capacitarse. Mientras tanto, Roberto recibió un audífono de alta gama para poder escuchar mejor. Además, Lucila consiguió trabajo en la Municipalidad de Maipú.
Después del matrimonio, Pancho, Lucila, Roberto y un grupo de personas que padecen el síndrome de Morquio se reunieron con la vocera de gobierno, Cecilia Pérez. En la instancia, hablaron sobre la posibilidad de incluir la enfermedad en la ley Ricarte Soto. Además, la ministra le dio trabajo al joven protagonista de esta historia.
Pancho Saaverdra le dedicó unas palabras a los recién casados a través de Instagram: «Una pareja admirable, que ha debido superar discriminaciones, miradas, reproches y dificultades, pero que finalmente nos demostró que el amor es lo más fuerte. Me encanta esta foto porque resume un capítulo perfecto ¡Los quiero Roberto y Lucila!»
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