“Este programa es un regalo y lo agradezco un montón”, dice un sonriente Leo Caprile ad portas del debut de “Juego contra Fuego”, el nuevo programa de cocina de Canal 13 que marca su regreso a la pantalla chica a casi un año del fin de “La Vega” (TVN).
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El espacio, que es un concurso culinario, destaca por ser una novedosa propuesta -la primera de cocina, en el país, que no obedece a un formato extranjero- que espera conquistar al público de las 15:30 horas a partir de esta tarde.
“Es una idea 100 por ciento chilena en la que, primero, dos participantes compiten en un juego de preguntas y respuestas, todas relacionadas con la cocina. Cada respuesta les permite sumar dinero y el que junta más, le impone la receta que trajo a su contrincante y así ambos preparan lo mismo”, explica el animador, quien no esconde su entusiasmo frente a un proyecto que, asegura, “tiene mucha picardía, mucha chacota e intimidad…, me siento como en mi salsa”.
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A diferencia de otros programas de cocina, en “Juego contra Fuego” no se evalúa la técnica de los concursantes. Y el resultado de los platos no es lo único importante en cada emisión, como ocurría en “Master Chef”.
“Se da una dinámica bien especial…, ellos tienen un tiempo para cocinar, mientras tanto yo entro, pregunto, sugiero y pruebo, y les voy dando consejos. Entonces entra el ‘jurado invitado’ que, finalmente, será quien premie a su plato favorito guiándose únicamente por el sabor. Ni siquiera sabrá quién preparó qué, sino que premiará a la preparación que encuentre más rica. Y el ganador se llevará todo el dinero que acumuló en la etapa de preguntas. Eso sí, podrá decidir si se lleva esa plata o vuelve al día siguiente para seguir compitiendo”, detalla.
Si bien el espacio debuta esta tarde, ya llevan un par de semanas grabando y por ello Caprile adelanta que en cada capítulo “salen cosas muy divertidas”. Ocurre que, según dice, “los participantes se olvidan que están en la tele y se preocupan de lo que están haciendo…, entonces se da una conversación muy entretenida, hay un momento para ‘cuchichear’ y confesarse un poco. Yo me siento como en mi casa, así que estoy haciendo bromas todo el rato (ríe)”.
Al ser consultado sobre si hubiese preferido otro horario, Caprile señaló que hay una razón respecto la hora acordada.
“Ir a las 15:30 horas responde a otro análisis. Acá las partes implicadas en el proyecto se someten a los focus groups y eso evidentemente que influye a la hora de tomar estas decisiones”, precisa.
Además agregó que “con esto nosotros fracturamos el paradigma de las tres de la tarde, donde prácticamente todo el mundo está viendo alguna ficción, incluso ficciones extranjeras, y nos la jugamos por instalar algo muy chileno”.