No fue la primer alerta, pero si la más visible. El 18 de diciembre de 2017, Kim Jong-hyun decidió acabar con su vida. Conocido mundialmente tan sólo como Jonghyun, el integrante del grupo SHINee se suicidó dejando un crudo mensaje de despedida.
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“Estoy roto por dentro. La tristeza que me ha estado devorando lentamente, finalmente me ha tragado entero. No he podido superarlo”, escribió en una nota que le dejó a una integrante del grupo Nain9, con la orden de que si le pasaba algo, su amiga hiciera público el mensaje. “Me odiaba a mí mismo. Me agarraba a los recuerdos que se desvanecían y gritaba para despertar. No había respuesta. Si no puedo respirar, es mejor acabar”, agregó el cantante.
Su partida fue llorada en todo el mundo. Incluso en Chile se realizó una velatón en su memoria. La muerte de Jonghyun, volvió a situar sospechas en la industria detrás del fenómeno global del k-pop. El camino para convertirse en un “idol” (ídolo), como se denomina a los cantantes de los distintos grupos de este género, es exigente.
Desde las audiciones, que suelen ser muy crudas, pasando por la necesidad de perfección de las coreografías, hasta el detallado trabajo de su imagen, todo para lograr la combinación perfecta que decanta en un grupo k-pop, que termina siendo descartado cuando bordean los 30 años.
Sospechas que hoy vuelven a tomar fuerzas tras la muerte de Sulli. La ex miembro del quinteto femenino f(x), de 25 años, fue encontrada sin vida ayer en Corea del Sur y ya se habla de que la también actriz será una nueva víctima de una cruel industria.
Conocida era la lucha de Choi Jin-ri, su verdadero nombre, contra una profunda depresión, que se hizo visible tras protagonizar una polémica por la publicación de fotos íntimas en su Instagram, por toque ha llevado a los investigadores a plantear la posibilidad de un suicidio. Una muestra más de cómo la sociedad coreana ve con mucho recelo este tipo de comportamientos.
La combinación mortal
Según el cifras del Banco Mundial (2016), Corea del Sur es el cuarto país con la mayor tasa de suicidios en el mundo. Una nación en el que esta combinación de presión laboral y de la sociedad ha ido sumando famosos a su lista de fallecidos.
Reflejo de ello son los caso de Sulli y Jonghyun. Ambos artistas fueron parte de agrupaciones que eran controladas por SM Entertainment, una empresa que, según la periodista Lorena Miki, los fanáticos del k-pop reconocen como una que “genera mucha presión en los artistas”. “Les hace ser muy perfectos y no tener errores”, agrega.
Por esta razón, enfermedades, consumos de alcohol, drogas o, incluso, establecer relaciones sentimentales, puede llevar a la cancelación de su contrato.
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“Llévalo al caso de Sungmin de Super Junior, que lo terminan sacando porque se casó. Los fanáticos coreanos hacen mucha presión y, como se piensa en sólo ganar plata, le hacen caso a la gente”, expone Miki, quien tuvo un programa de radio dedicado al género y fue parte del programa “K-pop Match”, de Canal 13.
Según la hoy rostro de “Abrazo de gol”, del Canal del Fútbol, lo de Jonghyun “marcó un antes y un después”, de cómo los seguidores del k-pop se enfrentan al tema. Pero el remezón que causó la partida del integrante de SHINee pasó rápido. Especialmente entre los fanáticos coreanos.
“Son ‘idols’, tú los sigues, pero no son dioses. Se pueden equivocar, tener pareja, pero se les olvida eso”, afirma.
Algo que también ha visto en la escena local con los grupos de covers. “Les tienden a hacer bullying por envidia”, dice. Por ello, Miki, quien será parte del Argentina Game Show este fin de semana, refuerza el concepto que hay detrás del k-pop: “la idea del k-pop es que podamos ser feliz y libres”.