El pasado lunes, el periodista Andrés Caniulef estuvo en el matinal Contigo en la Mañana, en donde habló sobre su proceso de rehabilitación tras estar varios meses internado en un centro debido a su adicción a las drogas. En conversación con Julio César Rodríguez, explicó que «soy una persona que ahora se conoce mejor, que trata de mejorar las cosas, que puede mejorar, y que entiende que hay cosas que no se pueden cambiar».
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Consultado por el instante en que se dio cuenta de su adicción, aseguró que fue un proceso complejo. «Hay un momento en el que se hace urgente parar. Hay un momento en el que tú te das cuenta que no puedes seguir, que estás colapsado, que no eres capaz de enfrentarte a la vida y que estás prácticamente rendido», dijo, indicando que hay tres cosas distintas: el uso de sustancias, el abuso y la dependencia.
Esta última, «es la parte más crónica, que es la que yo estaba enfrentando. Un momento en el que no se puede parar, que por más que lo intentas, es más fuerte que tú. Se transforma en una especie de anestésico, en una forma de escapar de los problemas que hasta ese minuto te están carcomiendo por dentro», señaló.
Andrés Caniulef explicó que aquella era su manera de escapar de los problemas, los que comenzaron cuando decidió asumir su homosexualidad frente a su familia. Si bien reconoció sentirse mal con el consumo de estas sustancias, siguió realizando estas prácticas.
A partir de entonces, cambiaron sus prioridades. «Se invierten los valores. Muchos de ellos son desplazados completamente: la familia, la pareja, tus cercanos. Todos ellos quedan de lado. Básicamente pones en juego tu vida y pones en jaque a toda tu familia y cercanos. Ahí es donde se comprometen las confianzas y uno cae en muchos errores», dijo.
«Yo alejé a mucha gente de mi vida precisamente porque no era capaz de enfrentar lo que me estaba pasando. Uno busca ocultarse, uno busca esconder lo que le está pasando, pero dentro de ese esconder, estaba también el camuflar», agregó. «De repente uno llega a mundos donde se siente fuera de lugar. Llega un momento en el que tú dices ‘¿qué hago aquí?’. También miras a tú alrededor y te das cuenta que nadie es parte de tu vida ni le importas», comentó.