Las imitaciones de Stefan Kramer suelen generar ruido por el nivel de detalle que logran. El problema es cuando esas risas se convierten en algo más complejo para los imitados. Eso fue lo que le ocurrió a Pablo Zalaquett luego de que el humorista lo convirtiera en un personaje de sus presentaciones, spots comerciales y películas.
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«Al principio lo encontré divertido, sin embargo esto se fue agudizando y llegó en un minuto un nivel, me sentía… un hostigamiento en que ya en la calle me paraban y se me ridiculizaba a un nivel tal que hasta yo mismo creía que hacía ‘iii’, e incluso afectó a mi familia, a mis hijos», contó el ex alcalde de Santiago al matinal «Contigo en la mañana», según el diálogo que replica BioBio.
«Cuando eres alcalde de Santiago, en este caso los mismos estudiantes en un momento álgido… acuérdate que este fenómeno de los jóvenes, las tomas, esa época de Camila Vallejo, Giorgio Jackson comenzó cuando yo era alcalde de Santiago, lo hizo desagradable y a mí me costó superarlo».
Terapia psicológica
«Hace una imitación que ya no es lo que tú eres. Digamos exacerba algo tuyo y transformó ese ‘iii’ más o menos en un himno nacional y lo hace en todos los eventos, en su café concert, lo lleva incluso a un spot de TV de una multitienda, todos los días por todas partes. Llego a una comida, a un matrimonio, a un evento, me persigue día a día, es muy complejo», explicó Zalaquett. Como consecuencia, necesitó de casi de casi una década de terapia psicológica para dejar el tema atrás.
«Aprendí a reírme de mí mismo (…). Dije ‘¿mira, tú no me vas a ganar este partido’, lo voy a usar a mi favor, puede servir para que la gente me quiera más, me conozca, y por lo tanto lo di vuelta, hablaba del tema, incluso había gente que tomaba molestia con él, pero me costó mucho, fueron más de ocho años», dijo el político, quien contó que ha hablado del tema con Kramer.
«He tenido conversaciones con Stefan. Hemos hecho hasta espectáculos en el Casino de Viña, pero fue para mí un proceso incluso de trabajo personal, de trabajo psicológico. Yo puedo entender personalmente lo que significa esta denostación que, pongámosle nombre y apellido, es un bullying», aseguró. Sobre la reacción de Kramer tras estas conversaciones, Zalaquett contó «Él como persona siente que tiene todo el derecho a hacerlo y, en ese sentido, no va a dejar de hacerlo en la medida (que le sea) rentable, porque si la gente lo pide, él lo va a hacer».