A las 3.34 horas de la madrugada del 27 de febrero de 2010, la Quinta Vergara ya estaba casi vacía. La quinta noche de la 51 versión del Festival de Viña del Mar- el del Bicentenario- había sido abierta por Ricardo Arjona, seguido por la colombiana Fanny Lu y en el cierre, el grupo chileno La Noche.
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Los asistentes ya habían salido del recinto, pero artistas y gente de la producción del certamen aún quedaban en los camarines, cuando comenzó el terremoto que alcanzó los 8.8 Richter. De hecho, los animadores de este año, Felipe Camiroaga y Soledad Onetto, pasaron ahí el movimiento sísmico.
Esa madrugada se vivió con terror, sobretodo, por los extranjeros que permanecían en la Quinta. Especialmente, Fanny Lu.
«El terremoto fue terminar una semana repleta de cosas maravillosas con un momento lleno de incertidumbre y de miedo. Todos nos asustamos mucho, yo jamás había experimentado una situación así. Había un aviso de tsunami por lo que entonces nos fuimos a la montaña, no podíamos salir de la ciudad. En ese momento me sentí muy parte de Chile porque fue una experiencia que compartimos todos. Lo recuerdo con mucha nostalgia y mucha tristeza de saber que tantas cosas sucedieron», manifestó en su momento la colombiana.
Se suspendió…
La tragedia que enlutó a Chile obligó a la producción del certamen, a suspender la última noche de festival…la del 27 de febrero. Quedaron sin presentarse, Los Jaivas junto a Beto Cuevas, quienes abrirían esa noche. Y tampoco subieron al escenario Vicentico con Los Fabulosos Cadillacs.
Pudo ser peor…
Pero la verdad es que el terremoto pudo haber terminado con más víctimas fatales. Estaba programado que Arjona cerrara esa noche, pero el guatemalteco pidió el cambio y logró ser el primer artista en presentarse. De haberse respetado el primer trato, el certamen se hubiese alargado y por ende, el movimiento sísmico habría atrapado a la gente al interior de la Quinta.
El mismo Beto Cuevas ha contado que tiempo después del terremoto se enteró, por una persona que era como la consejera espiritual de Arjona, que lo llamó esa mañana y le dijo que bajo ningún motivo él podía cerrar ese show, porque era una cuestión de vida o muerte. Que si él lo cerraba podía morir gente.