«Ha sido intenso», dice Karen Doggenweiler sobre lo que va de este año 2020. Y su comentario no es para menos. Porque la periodista no sólo estuvo a cargo de la animación del Festival de Olmué, sino que tuvo varios roles relacionados con el Festival de Viña del Mar. Le tocó ser parte del programa satélite conjunto de TVN y Canal 13 «Échale la culpa a Viña», y cada noche fue jurado del certamen viñamarino.
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Además, ha estado grabando «Cocina Fusión: Plato perfecto, pareja imperfecta», el programa que llega este jueves al prime de TVN. Se trata de un espacio que, en cada sesión, reúne a seis invitados para que trabajen en parejas y logren preparar una entrada, un plato de fondo y un postre con la ayuda de los reputados chefs Tomás Olivera («Masterchef»), el belga Mathieu Michel y el argentino Juan Manuel Pena Passaro.
Con ideas propias
«Es un formato propio del canal y me pareció un desafío entretenido, porque se mezclan distintos ingredientes», dice y adelanta que, aparte del aprendizaje en términos culinarios, las conversaciones entre los participantes permiten que se muestren facetas bien distintas a las que se conocen de estos personajes.
Y esto se da especialmente por el modo en que se forman los grupos, pues no se hizo de manera aleatoria, sino que la idea es que no tengan muchos puntos en común. No por nada el título del estelar anuncia lo de «pareja imperfecta»: «Armamos las parejas con su qué, con su grado de maldad, para que sea una dinámica entretenida».
Aparte de esto, Doggenweiler asegura que es gracias a estas dispares duplas de trabajo que hay espacio para que se hagan particulares confidencias al aire. «Acá se van a conocer cosas que no se van a escuchar en ninguna otra parte». Como si fuera poco, las parejas son acompañadas por los mejores chefs.
¿El resultado? Doggenweiler adelanta que «es como un carrete donde también se puede aprender de cocina a través de las preparaciones que se hacen». Aparte, cuenta que hay un punto que la motiva particularmente. «Me gusta que TVN arriesgue con un formato propio».
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Debido a que se trata de contenidos locales, no hay una biblia con instrucciones que se deba seguir al pie de la letra sobre lo que se puede hacer o no en pantalla, ni expertos en los contenidos del programa que analizan todo lo que hacen quienes están en el set y se aseguran de que se replique cada detalle del programa original, algo que ocurre al adquirir los derechos de espacios extranjeros.
Y eso permite que todo el equipo apoye con ideas. «Esa fusión también se da en las reuniones de pauta; podemos lanzar nombres de posibles invitados porque son reuniones creativas y la gracia es que se inyecten ideas y temas», añade y finaliza: «Prácticamente trabajamos sin pauta y eso me gusta».