Hace unos días, Kika Silva participó en una transmisión en vivo junto a Angélica Castro, en Instagram. La modelo y deportista habló sobre cómo ha enfrentado los días de encierro, reveló sus principales temores y se refirió al polémico episodio de las papas fritas.
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Sobre este tema, comentó que tiene que ver con sus formas de expresarse. «Soy demasiado espontánea. Esto lo hemos conversado muchas veces, porque a ti también te gusta cocinar, y amo cocinar, pero siempre cocino con la opción de avena, de aceite de coco», dijo.
«Nunca había hecho en mi casa fritura, jamás. He comido frituras un montón de veces, pero no en mi casa. Y como andamos con antojos de cuarentena (…) Pero insisto, siempre intento cocinar un poco más saludable. Ese día me acuerdo que era luna llena y justo fue el día que yo publiqué por primera vez en mi Instagram que no me sentía bien, que estaba bajoneada, tenía un mal momento y que quizás era la luna, puse», agregó.
«Tenía antojo, tenía unas papas y dije ‘ya, voy a hacer papas fritas’. Hice eso. Las corté, las tiré al sartén y listo. Y yo encontré que fue ultra fácil, porque además no se me ensució toda la cocina con aceite, ni me saltó el aceite. La típica, yo me acuerdo que mi mamá me hacía papitas cuando era chica y era como ‘cierra la puerta de la cocina porque la fritanga’ y no sé qué cosa», continuó Kika Silva.
«Incluso no subí la foto ese día, pero le saqué la foto, porque siempre le saco fotos a la comida, y al otro día en la noche subí la foto y puse… Como que este fue mi pensamiento: ‘estaba con antojo de papas, corté las papas de tincá, porque no vi en ningún lugar de qué forma tenía que partir las papas. Lo hice, puse música, las freí y que fácil’. Como diciendo ‘no ensucié nada, no me dejó la embarrada'», siguió diciendo.
Sobre la reacción que tuvo su publicación, Kika Silva fue tajante en su opinión. «Yo te voy a decir la verdad: partió por maldad, querían webiarme no más de que yo era una cuica tonta, pesada, que no sabía nada (…) Y al principio me empezaron a hacer bolsa. Incluso yo voy a admitir, las primeras horas yo igual me puse a llorar. Ya dije que ando sensible. Dije ‘hueón, la cagué, ¿qué hice?’. Me asusté porque mi celular como que estaba bombardeado. Después me di cuenta de la situación y dije ‘wuaaaa’. Me empecé a reír. Hasta el día de hoy me mandan las fotos de sus papas», agregó.
Finalmente, comentó que «no es momento para ponernos grave. Es momento para reírnos y, si hay alguien que quiere molestar al otro o que quiere tirar mala onda, ese otro tiene que no aceptarlo porque no podemos. Estamos viviendo un momento donde más encima hablamos de feminismo, que la empatía. Chuta, practiquémoslo», cerró.
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