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“Yo, Ennio Morricone, he muerto”: la extraña carta que dejó el artista para su esposa, familia y amigos

A los 91 años, el compositor italiano murió en un hospital de Roma. El abogado y amigo del compositor, Giorgio Assumma, leyó el documento.

Ennio Morricone, compositor de grandes bandas sonoras de la historia el cine, falleció a los 91 años. Morricone fue ganador de un Oscar a Mejor banda sonora por ‘Los odiosos ocho’, de Quentin Tarantino y también fue la mente detrás de la banda sonora del clásico del oeste «El bueno, el malo y el feo». El gran maestro musical, tuvo complicaciones surgidas tras caerse días atrás y romperse el fémur. Pero antes de partir, Morricone dejó una carta. Dedicada a su esposa, familia y amigos. «Yo, Ennio Morricone, he muerto», fue la frase elegida par comenzar a escribir sus últimas palabras.

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Tras darse a conocer la noticia de su fallecimiento, la prensa fue citada a las puertas del hospital de Roma. Fue ahí, donde el abogado y amigo del compositor, Giorgio Assumma, leyó el documento. «Yo, Ennio Morricone, he muerto. Lo anuncio así a todos los amigos que siempre me fueron cercanos y también a esos un poco lejanos que despido con gran afecto», comenzaba el texto.

Morricone, señalaba además que se despide de esta forma de algunos de sus seres más queridos para «no molestar». «Solo hay una razón que me impulsa a saludar a todos así y a celebrar un funeral en privado: no quiero molestar». En el texto también se da espacio para recordar a algunos amigos y especialmente a su esposa.

Una despedida para sus seres queridos

El artista le dedicó un recuerdo «particular» a Peppucio, apodo con el que se dirige al director Giuseppe Tornatore y su esposa, Roberta Pacetti. Ambos amigos de Morricone. Recordemos que trabajó en todas sus películas. «Amigos fraternos que han estado muy presentes en estos últimos años de nuestra vida», sostiene el compositor en la carta.

Asimimo, cita también a otros amigos. Igualmente a sus hermanas, Adriana, Maria y Franca. Y también a sus cuatro hijos, Marco, Alessandra, Andrea y Giovanni; y a sus nietos, Francesca, Valentina, Francesco y Luca. «Espero que entiendan cuánto los amaba», les dedicó.

Renovación de su amor, antes de partir

En último lugar, el italiano, nacido en Roma en 1928, se despidió de su esposa, Maria Travia. Con ella compartió su vida desde que se conocieran en 1950.»A ella renuevo el amor extraordinario que nos ha mantenido juntos y que lamento abandonar. Para ella es mi más doloroso adiós», concluye.

 

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