William Shatner tiene 90 años. Pero él no se da por enterado. Porque el actor canadiense que saltó a la fama como el Capitán Kirk en «Star Trek» tiene una vida impresionantemente activa. Y lo sería incluso aunque tuviera la mitad de esa edad. En este momento Shatner está presentando la segunda temporada de «Inexplicable» de History en Latinoamérica, pero ya va en el tercer ciclo en Estados Unidos. Además, ha hecho episodios especiales de «Alienígenas ancestrales», también de History.
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Pero eso no es todo. El actor entrena y participa de eventos de equitación para reunir fondos para caridad, prepara un nuevo disco y un talk show llamado «No entiendo». «Voy a preguntar sobre todas las cosas que no entiendo, lo cual es mucho», dice. Y también participó de un proyecto de inteligencia artificial para una compañía llamada Storyfile: «Pasé cinco días siendo filmado por 18 cámaras y hablando a un micrófono. Me hicieron pregunta tras pregunta y esa información se metió a un sistema de inteligencia artificial».
Shatner es un maestro de ceremonias nato y maneja el interés de la prensa Latinoamérica repitiendo en puntos clave que todo es «Inexplicable», algo que dice en castellano, tiene un sentido del humor a prueba de balas. Es así como en medio de un ataque de tos bromea con que su sueño es morir en pantalla o asegura que para él algo inexplicable es por qué lo ama su mujer.
Sobre «Inexplicable», adelanta que se mostrarán episodios sobre la Atlántida y momias. «Deben verse todos por su seductor misterio. Un ejemplo es la Atlántida. Se deben ver todos los capítulos para entender que ha habido muchas ocasiones donde las personas han construidos cosas y no tenemos idea de cómo lo hicieron o porqué lo hicieron. ¿Cuál es la necesidad de hacer estas enormes construcciones? ¿A qué querían acercarse?». Su respuesta, «Es inexplicable».
Respecto a lo que ha aprendido, William Shatner dice: «He aprendido que pensé que sabía algo. Soy un hombre viejo, leo bastante, hablo con mucha gente y he aprendido mucho, pero me he dado cuenta que no sé nada. Eso es tanto desmoralizante como una faceta de la esperanza y de la necesidad de descubrir algo más. Que, creo, es de lo que se trata todo».